Un diminuto virus pone a la humanidad toda en riesgo. Una partícula invisible logra evidenciar la necesidad de considerar a la salud como un bien esencial y un derecho irrenunciable de las naciones.
Así lo hizo saber el Arzobispo Ivan Jurkovič, Representante Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas durante la 73ª Asamblea Mundial de la Salud, evento que por motivos obvios se desarrolló a distancia, unidos por videoconferencia.
El representante subrayó el llamamiento del Papa a no abandonar a las personas más vulnerables. De hecho la pandemia corre el riesgo de agravar regiones que de por sí son castigadas por el hambre y la falta de trabajo.
Jurkovič destacó la contribución ofrecida por la Iglesia a esta “respuesta mundial” necesaria para hacer frente al coronavirus: unos cinco mil (5.000) hospitales, y dieciseis mil (16.000) dispensarios pertenecientes a la iglesia ofrecen cotidianamente”atención sanitaria a todos, garantizando especialmente a los pobres y marginados el acceso a la atención médica y a los medicamentos”.
No solo la salud física es motivo de atención, porque hay muchas órdenes religiosas, parroquias y sacerdotes, que están a la vanguardia para combatir la pandemia de Covid19. Asimismo señaló el compromiso de la Santa Sede de contribuir al Fondo de Emergencia de la OMS “para el suministro de equipo de protección individual a los trabajadores sanitarios de primera línea“.
La Santa Sede reconoce el compromiso de la Organización Mundial de la Salud de entablar un diálogo con los dirigentes religiosos a fin de “asegurar que las celebraciones y reuniones se lleven a cabo de conformidad con las medidas sanitarias necesarias”.
Destacó el llamamiento del Papa Francisco para que se alivien las sanciones internacionales reduciendo la deuda pública, de modo que cada Estado pueda estar en condiciones de hacer frente a la emergencia y asistir a sus ciudadanos.
El arzobispo hizo un llamado a los trabajadores de la ciencia, para que de forma transparente y desinteresada se puedan encontrar las vacunas y los tratamientos necesarios para curar a los enfermos en todas las partes del mundo.
Fuente: Vatican News
