Venezuela: Ex presidentes realizaron una primera mediación

Venezuela: Ex presidentes realizaron una primera mediación

El español José Luis Rodríguez Zapatero y el dominicano Leonel Fernández realizaron una primera ronda de contactos con el oficialismo y la oposición.

El ex presidente del Gobierno de España José Luís Rodríguez Zapatero y el ex mandatario dominicano Leonel Fernández han regresado a sus países sin haber podido aliviar la preocupación por la situación interna de Venezuela. El enfrentamiento político ha llegado a niveles extremos, polarizando a su vez todo un país, mientras la economía cae en picada y falta gran cantidad de productos, en medio de penurias energéticas provocadas por la intensa sequía. Una verdadera tormenta perfecta. Sin embargo, es precisamente en momentos como éstos que debería aparecer el temple político de los estadistas. Ha sido éste el intento de los dos ex mandatarios durante un breve giro de consultas realizadas entre las partes en el intento de mediar una solución en vista de la gravedad de la situación del país.
De ahí la claridad de Zapatero al reunirse con la Mesa de Unidad Democrática (MUD), la principal agrupación opositora a la que ha manifestado no sólo la necesidad de abrirse a un diálogo constrictivo, sino que a ese eventual proceso hay que ir sin condiciones. La MUD pretende abrir conversaciones con el chavismo, pero a pacto de tener seguridad de que se celebre el referéndum revocatorio del mandato del presidente Nicolás Maduro. Lo que quiere evitar la oposición es que un eventual proceso de diálogo se transforme en un operativo para “ganar tiempo”.
La dificultad de mediar entre las partes quedó en evidencia cuando el ex mandatario dominicano señaló que al lado de una eventual mesa del diálogo trabajaría una segunda mesa, más técnica, con representantes de la MUD, del Ejecutivo, economistas y representantes del sector privado. La MUD desmintió que haya sido propuesta esta segunda instancia, denunciando que la corrupción instalada ha provocado el descalabro económico, por lo que sin un cambio político no habrá cambio económico.
Maduro ha hecho apenas una mención superficial a las gestiones de estos días, anunciando haber aceptado que “un grupo de ex presidentes comiencen un proceso de contactos y se inicie un diálogo de respeto a la paz con la oposición”. Pero el problema es que el actual enfrentamiento, que además de político es institucional, no muestra evidencias de poder ser resuelto internamente ni encuentra con facilidad mediadores externos.
Maduro está enfrentado con la OEA, tuvo un duro intercambio de calificaciones con su secretario general, Luis Almagro, un hombre de la izquierda uruguaya. Preferiría una intervención de la UNASUR, la plataforma regional que le brinda más confianza. Sin embargo, tampoco ésa parece ser una salida ajena a las complejidades. Los cambios de gobierno en Brasil y Argentina han llevado a la presidencia a figuras que no comulgan con la manera de gobernar del chavismo. La polémica con Almagro ha causado irritación en el Ejecutivo de izquierda uruguayo, aunque no hubo manifestaciones oficiales, con la excepción del ex presidente José Mujica quien ha criticado al mandatario venezolano. Las relaciones con Colombia han vuelto a un cauce diplomático, pero no significa un apoyo incondicional como el que han manifestado Bolivia y Ecuador. Chile ya ha expresado preocupación por la situación venezolana y Perú no es un partidario del chavismo. La circunstancia debería obligar a los países miembros a reflexionar sobre la necesidad de que la UNASUR sea un espacio de unidad política en la perspectiva de que el bloque exprese intereses comunes y formule proyectos de desarrollo, más que un ámbito de coincidencias ideológicas. De lo contrario, el riesgo es que pierda fuerza política.
Zapatero espera que en tiempos razonables se establezca una agenda concreta con temas sugeridos por las partes. Será un camino “largo, duro y difícil”, como él mismo ha afirmado solicitando el respaldo de la comunidad internacional. La Iglesia ha ofrecido, directa o indirectamente, sus buenos oficios aunque hasta el momento no han sido aceptados por Maduro.
Con las partes encerradas en sus verdades y el país dividido en mitades, el único camino posible es unificar esfuerzos para evitar que la grave crisis se transforme en una catástrofe económica y social.

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