La ciudad de las sierras bonaerenses es un oasis de trabajo. Tiene 145.000 habitantes, cuenta con 50 empresas que facturan mensualmente más de USD 6 millones. Emplea a 1.700 profesionales que cobran salarios mensuales por encima de los USD 2.000. La pujanza suma nuevos puestos de trabajo todos los meses.
Aquí hay un antecedente innegable del trabajo de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, que fue un oasis en materia computacional desde la década de los 80’. Desde aquel entonces contó con muy buenos docentes, y estudiantes aplicados. He aquí algunos de los frutos, que se cosechan desde hace varios años.
La política de atraer inversores del sector y la llegada de Globant en 2006 a Tandil, alentó a muchas otras compañías, a radicarse en la zona. Esta fue la base de la Cámara de Empresas del Polo Tecnológico de Tandil que agrupa a unas 50 firmas.
La clave de Tandil, según Mauricio Salvatierra, titular de Globant, es la universidad como proveedora de recursos humanos. “Nuestra industria tiene un problema serio, que es encontrar profesionales jóvenes y bien formados, con estudios muy específicos y mentalidad emprendedora. Las empresas de software no competimos por clientes: competimos por talentos. Acá surgen de la Unicen, y entonces la ecuación es sencilla: ahí donde está la oferta formativa, recursos humanos, ahí te estableces”.
Oferta académica
Si la competencia entre las empresas es por talento, a todas les ha surgido en los últimos años un adversario común: los freelancers, profesionales autónomos que son contratados directamente por clientes del exterior. En Cepit calculan que en la ciudad hay unos 500, con ingresos de 4500 dólares mensuales o más. “Algunos incluso ganan 8000, y hasta les llevan los sobres con dólares en billetes a su casa. La mayoría de las veces están en negro, y eso nos preocupa por la precarización que supone y porque distorsiona el mercado”, apuntan en la cámara.
“Nos sentamos con las facultades y les planteamos cuáles son nuestras necesidades, qué tipo de profesionales buscamos. Esto, en una universidad nacional, solo se da en Tandil”, dice Paula Dabos, nacida acá y socia de Beereal, una pyme especializada en plataformas de pago online que pronto abrirá oficinas en Londres.
La oferta académica está obligada a actualizarse en forma permanente por la propia naturaleza de la actividad. “La tecnología evoluciona todo el tiempo. Hoy se requieren conocimientos en inteligencia artificial, big data, nanotecnología, blokchain…, y no hay tanta gente que sepa de eso. Por eso buscamos generar espacios en los que los profesionales puedan transformarse, reinventarse. Los llamamos escalones, porque es la forma de ir creciendo“, dice Salvatierra.
Fuente: https://edicionimpresa.lanacion.com.ar/article/282419877267378