Luces y sombras

Luces y sombras

Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP26).

La reciente cumbre mundial sobre el cambio climático COP26 de Glasgow (Escocia) constituyó “un paso importante” aunque “no suficiente” para revertir las dramáticas consecuencias de la actividad humana en el planeta. Así lo expresó, en una declaración en video divulgada en la conclusión del evento, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, quien añadió que ya es hora de pasar al “modo de emergencia”, poniendo fin a las subvenciones a los combustibles fósiles, eliminando el carbón, poniendo un precio al carbono, protegiendo a las comunidades vulnerables y cumpliendo el compromiso de 100.000 millones de dólares de financiación para el clima.

“No hemos conseguido estos objetivos en esta conferencia. Pero tenemos algunos elementos para avanzar”, dijo Guterres. El acuerdo suscrito por casi 200 países “refleja los intereses, las contradicciones y el estado de la voluntad política en el mundo actual”, afirmó.

Una sorpresa positiva fue un acuerdo bilateral de cooperación Estados Unidos-China (por lejos, los mayores contaminadores), y otro resultado fue la creación de mecanismos y plazos más cortos de control de los compromisos de los países (aunque no de sanciones en caso de incumplimiento).

Entre las malas noticias se registra la ausencia de resultados concretos para apoyar a los países en peligro (y que casi no contaminan), como Maldivas, Kiribati, Antigua y Barbuda, Tonga, Tuvalu y otras naciones insulares, algunas de las cuales desaparecerán bajo el mar antes de fin de siglo si no se revierten los efectos del calentamiento global.

Es de todos modos inédito que en el texto del acuerdo se reconozca que los combustibles fósiles (antes que nada el carbón, seguido por el petróleo y el gas natural) son la principal fuente del calentamiento global. Es cierto que por la presión de India y China –grandes quemadores de carbón–, finalmente el acuerdo establece como meta la “reducción gradual” (y no la “eliminación gradual”) de tales fuentes energéticas.

Pero hay que tener en cuenta que sin el apoyo económico –finalmente no asegurado– para la reconversión “verde” de los países en vías de desarrollo, los gobiernos de dichos países no tienen alternativas inmediatas para afrontar sus urgencias socioeconómicas.

El Secretario General de la ONU también se dirigió a los activistas medioambientales como jóvenes, comunidades indígenas, mujeres líderes: “Sé que están decepcionados. Pero el camino del progreso no siempre es una línea recta. A veces hay desvíos. A veces hay zanjas. Pero sé que podemos conseguirlo. Estamos en la lucha de nuestras vidas, y esta lucha debe ganarse. Nunca se rindan. Nunca retrocedan. Sigan empujando hacia adelante” ·

*Artículo original publicado en la edición de Ciudad Nueva Uruguay-Paraguay

1. COP es la sigla en inglés de “Conferencia de las Delegaciones” (Conference Of Parties) y se refiere a la cumbre anual (la edición de este año es la N° 26 porque en 2020 no se celebró) de los 197 países firmantes del tratado Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (United Nations Framework Convention on Climate Change) adoptado en ocasión del evento organizado por la ONU en Río de Janeiro en 1992, la denominada Cumbre de la Tierra. Los expertos y delegados oficiales que participan en las exposiciones y negociaciones en esta edición (sin contar a los observadores y las actividades divulgativas) fueron alrededor de 40.000.

Cada uno, artífice del cambio

A todos nos ha quedado una sensación amarga tras la COP26. Ya en el acuerdo de París se había llegado a un cierto compromiso para reducir las emisiones de CO2, en el que se involucraban todos los países. Había que poner alguna especie de presión internacional para que se hiciera. En esta oportunidad quienes producen más emisiones, EE.UU. y China, se comprometieron a reducir la contaminación, pero India, otro gran productor de CO2, se echó para atrás, poniendo alguna frase que minimiza este compromiso.

Entonces la sensación es que esta cumbre nos deja con preguntas. Se ha avanzado, también en cuanto al conocimiento de los países, pero no lo suficiente. Se venía trabajando muy bien y había pronósticos mucho más optimistas.

Lo que a uno le queda dentro es que no podemos esperar que los cambios los hagan nuestros políticos sino que tenemos que ser nosotros personalmente artífices de este cambio. Por lo tanto mi compromiso es difundir y trabajar por una ecología integral, porque no tengo dudas de que, después de los compromisos, se llegará a los cambios como sociedad.

Por eso, volúmenes como el que presenta Ciudad Nueva sobre la salud también puede ser luz porque es un tema que nos atañe. Son experiencias, pequeños mojones en el camino que nos pueden dar idea de cómo podemos comprometernos cada vez más.  

por Dra. María Florencia Decarlini

Extracto de su intervención durante la presentación del libro La Salud. Historias reales y reflexiones sobre nosotros, los demás y el planeta.

Artículo publicado en la edición Nº 638 de la revista Ciudad Nueva.

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