Será el 8 de marzo, Día de la Mujer, en la Basílica de Luján.
Luego de que el presidente Alberto Fernández anunciara que enviará un proyecto de ley al Congreso para legalizar el aborto, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina dio a conocer que el próximo domingo 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, se celebrará una misa en la basílica de Nuestra Señora de Luján, con el lema “Sí a las mujeres, sí a la vida”.
En el marco de su gira por Europa, Fernández dio una conferencia ante estudiantes del Instituto de Estudios Políticos de París, en la que explicó que se tratará de “una ley que termine con la penalización del aborto y que permita la atención de cualquier aborto en los centros de salud pública”.
Rápidamente se oyó la respuesta de la Iglesia argentina que, en línea con la postura del Papa Francisco –estuvo reunido días atrás precisamente con el mandatario argentino y según manifestaron desde la Santa Sede el Pontífice le expresó al Presidente su preocupación por el tema–, difundió la convocatoria a la celebración en Luján, firmada por el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Vicente Ojea; el vicepresidente 1º, cardenal Mario Aurelio Poli; el vicepresidente 2º, monseñor Marcelo Colombo; y el secretario general, monseñor Carlos Humberto Malfa, quienes llaman a todos los obispos argentinos a concelebrar la Eucaristía para pedir por la protección de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural.
“Invitamos a todo el Pueblo de Dios y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a unirse en esta plegaria común por la vida junto a la Virgen de Luján, patrona del pueblo argentino”, animan.
La hipocresía de la Iglesia es impresionante, se rasgan las vestiduras por la despenalización del aborto, mientras miran para otro lado y hacen todo lo posible para encubrir a los curas abusadores, en vez de ponerse del lado de las víctimas a quienes les arruinaron sus vidas y las de sus familias, y no se trata sólo de pedir perdón, tienen que reconocer que se trata de una práctica sistemática, no son sólo un par de manzanas podridas en el cajón