Georgie boy

Georgie boy

Nació un 24 de agosto de 1899. Se lo conoce como Jorge Luis, pero su nombre completo era Jorge Francisco Isidoro Luis Borges.

Escritor que supo crear pequeños universos, haciendo viajar a sus lectores en tiempo y espacio. Conocedor de varios idiomas y cultor de lenguas muertas, unió las palabras, con su historia y evolución, y las condimentó con la mitología.

Ser polémico, irónico y agudo. Publicó ensayos, cuentos  y poemas. Se destacó en narraciones policiales, al haber escrito junto a Adolfo Bioy Casares, bajo el seudónimo de Honorio Bustos Domecq. Nombre que tomaron de los respectivos bisabuelos de ambos.

Quizá se recuerden más sus polémicas declaraciones, donde siempre deslizaba metamensajes, en forma de humor, o haciendo afirmaciones antojadizas, bajo el mote de “ignorante”. Cultor de un estilo difícil de reproducir, porque es necesario un amplio conocimiento en infinidad de temas: mitología nórdica, matemática, lenguas antiguas, y lunfardo entre otros.

Como perla va una anécdota de un encuentro entre Borges y Enrique Estrázulas, quienes fueron a una lechería de Maipú y Córdoba. Al rato, Estrázulas ve pasar por la calle a Alfredo Zitarrosa y lo invita a unirse a la reunión. Alfredo aceptó solo por la presencia de Estrázulas, y no por la de Borges. Cuando éste le pregunta a Zitarrosa a qué se dedica, Alfredo respondió, “soy cantor popular”. Inmediatamente Borges le preguntó si ese título se lo había propuesto el mismo, o se lo había asignado Perón. La reunión siguió animadamente entre los tres por largo rato, narrando chistes sobre uruguayos y argentinos: ¡ocurrente tríada!

Ajedrez
I
En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II
Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía?

Deja un comentario

No publicaremos tu direcci贸n de correo.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.