Luego de darle el ok para invadir el norte de Siria, el presidente Trump castiga los excesos contra los curdos que todos se esperaban.
Luego de dar su visto bueno para un ataque de Turquía a los curdos de la región habitada por esta etnia y con la que comparte su frontera, la Casa Blanca aplicó sanciones al gobierno turco por haberse excedido en el ataque. El efecto de dicho ataque era tan previsible, que induce a pensar a una actuación teatral del presidente Trump y de su par turco, Recep Erdogan. Washington subirá hasta un 50% los aranceles contra el acero turco y cerrará las puertas a un posible acuerdo comercial entre ambos países. “Estados Unidos responsabiliza al gobierno turco por el aumento de la violencia por parte de las fuerzas turcas, poniendo en peligro a civiles inocentes y desestabilizando la región”, dijo el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, en un comunicado. ¿Alguien podía esperarse algo diferente, considerando los antecedentes de Turquía en el conflicto sirio? ¿No fue acaso Turquía el punto de ingreso de miles de yihadistas a siria, entre ellos los miembros del Isis? ¿No hubo sanciones contra militares y jueces turcos que investigaron el envío de armas de contrabando a los rebeles sirios? ¿No acusó Rusia a Turquía de un gigantesco contrabando de petróleo que los rebeldes sirios robaban a Siria y vendían al exterior para financiarse, gracias a la colaboración de las autoridades turcas y el uso de uno de sus puertos?
En estos días, una de las responsables políticas de los curdos de la región autónoma de Rojava, pues allí las mujeres co-gobiernan con los varones, fue bloqueada junto con sus acompañantes, posiblemente violada, y asesinada brutalmente a piedrazos por elementos del ejército turco, entre otros episodios de violaciones a los derechos humanos. De ahí que resulta ambigua la fórmula utilizada por el gobierno de Trump cuando reclama a Turquía un alto al fuego “inmediato” en sus operaciones militares en el norte de Siria contra los kurdos, que según Washington ponen en peligro la vida de civiles inocentes y desestabilizan la región. ¿Solo en presencia de civiles se debe proclamar el alto el fuego?
El Ejército turco comenzó la incursión en Siria el pasado día 9, después de que Estados Unidos, aliado de los kurdos en la guerra contra el Isis, anunciara su retirada de la zona ante la inminencia de la operación, lo que ha sido considerado como una “traición” por las Fuerzas Democráticas Sirias (FSD).
Turquía quiere arrebatar a los kurdos el control de 480 kilómetros de largo y 30 kilómetros de ancho de lo que ha denominado “zona de seguridad” para sacar de allí a las FSD y a su principal grupo, las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), a la que considera una organización terrorista vinculada con la guerrilla del Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK) que en Turquía ha sido prohibido.
No podría ser más confusa la estrategia norteamericana. Primero se alía con los curdos, sin los cuales no se habría derrotado al Isis, pero antes permitió a Turquía apoyar a los rebeldes en Siria. Luego, deja manos libres al presidente turco, para finalmente sancionarlo… Está por el suelo hoy la credibilidad de la Casa Blanca.