En la oscuridad, la luz de la generosidad

En la oscuridad, la luz de la generosidad

El apagón en la zona norte del gran La Plata lleva más de tres días. Ya no hay agua, en muchos casos tampoco calefacción y el ir y venir a casas de parientes y amigos es la opción para quienes tienen seres queridos cercanos.

Lo que en la noche del sábado, cuando se produjo el corte de luz, fue una oportunidad para jugar con los niños, desconectados a la fuerza de cualquier tipo de dispositivo electrónico, y disfrutar de una pijamada con hijos y sobrinos, iluminados por velas y linternas, se transformó en un trastorno de dimensiones impensadas.

Un cable de alta tensión subterráneo que alimenta a buena parte de la zona norte del gran La Plata se cortó y entre el tiempo que llevó el descubrimiento del lugar donde estaba el problema y los trabajos de reparación, la interrupción del suministro de energía ya lleva más de 72 horas. Si bien el municipio y la empresa distribuidora de energía han puesto en funcionamiento generadores eléctricos para alimentar la red de manera provisoria, aún no se ha restablecido el servicio en su totalidad y somos más de 20000 personas que seguimos a oscuras en la zona de Gonnet, City Bell y fundamentalmente Villa Elisa. Y a quienes les “ha vuelto” la luz, de pronto se les corta, lo que indica el pobre plan de contingencia que tiene la empresa Edelap.

En tanto, el gobierno municipal asegura que le quitará la concesión a la empresa, aunque la prioridad en este momento es que se logre el normal funcionamiento del servicio, algo que podría ocurrir recién este jueves, según las estimaciones de los técnicos de Edelap.

Quienes tenemos a familiares y amigos cerca que cuentan con la suerte de no haberse visto afectados por este desperfecto realmente somos privilegiados. Los caminos Belgrano y Centenario que unen estas localidades se ven transitados no ya por padres llevando y trayendo a los hijos a los colegios (en algunos establecimientos no hubo clases lunes y martes) sino por familias que se trasladan a casas de parientes para poder comer, bañarse, dormir y contar con un ambiente calefaccionado, justo cuando comenzaron las más bajas temperaturas.

Pero hay mucha otra gente que la está pasando muy pero muy mal. Familias con bebés, ciudadanos afectados por alguna enfermedad que los convierte en dependientes de la energía, comerciantes que pierden mercadería y no pueden trabajar, y así la lista continúa a gran escala.

Más allá de algunos casos de delincuencia, donde algunos aprovechan la oscuridad de la noche y la soledad en las calles y en las casas para delinquir, como sucede reiteradamente en estas situaciones, la solidaridad está a la orden del día. Familiares y amigos que se ponen a disposición para poder sobrellevar el mal momento, flexibilidad en algunos trabajos contemplando la situación, vecinos que se unen para ayudarse y que ponen a disposición sus herramientas para colaborar con otros, como Pablo, un muchacho de City Bell que lleva su propio generador eléctrico en su camioneta y pasa por las casas para al menos dar unos minutos de luz que permitan activar las bombas y llenar los tanques de agua, ya que muchas casas no cuentan con agua de red.

Sin dudas ésta es la luz que jamás se corta y que termina siendo, siempre, la más luminosa y necesaria en nuestras vidas.

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