El Papa a los jóvenes europeos: tengan sed de convivencia y rebélense contra la guerra

El Papa a los jóvenes europeos: tengan sed de convivencia y rebélense contra la guerra

“Jóvenes, tengan una mirada amplia y abierta, sean una nueva cara de Europa”, animó Francisco en su mensaje a la Conferencia Europea de la Juventud, del 11 al 13 de julio, Praga.

El papa Francisco indicó a los jóvenes europeos que es “legítimo rebelarse” contra la guerra cuando son “unos pocos poderosos” los que deciden sobre la vida de miles y que si los jóvenes y las mujeres gobernaran el mundo, “no habría tantas guerras”, expresó el pontífice en un mensaje dirigido a los participantes de la Conferencia Europea de la Juventud que se celebra a partir de este lunes en Praga y hasta el miércoles 13, difundido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

“La idea de una Europa unida surgió de un fuerte anhelo de paz después de muchas guerras libradas en el continente, y condujo a un período de setenta años de paz”, ha explicado Francisco 

“Ahora debemos comprometernos todos para poner fin a estos estragos de la guerra, donde, como siempre, unos pocos poderosos deciden y envían a miles de jóvenes a luchar y morir. En casos como éste, es legítimo rebelarse”, sostuvo, tras mencionar la guerra de Ucrania y otros conflictos que sacuden el mundo.

En su opinión, “si el mundo estuviera gobernado por mujeres, no habría tantas guerras, porque quienes tienen la misión de dar la vida no pueden tomar decisiones de muerte”. “Del mismo modo, me gusta pensar que si el mundo estuviera gobernado por los jóvenes, no habría tantas guerras; los que tienen toda la vida por delante no quieren romperla y tirarla, sino que quieren vivirla plenamente”, añadió.

El Papa también pidió a los jóvenes aspirar a una “vida digna y sobria, sin lujos” y urgió a “reducir el consumo no solo de combustibles fósiles, sino también de muchas cosas superfluas” para que todos puedan vivir en dignidad.

“Sé que su generación tiene algunas buenas cartas que jugar: son jóvenes atentos, menos ideologizados, acostumbrados a estudiar en otros países europeos, abiertos a las experiencias de voluntariado, sensibles a las cuestiones medioambientales. Por eso siento que hay esperanza”, celebró el Papa.

Educar en la convivencia pacífica
El pontífice destacó en su mensaje el Pacto Educativo Global, una iniciativa lanzada en 2019 para educar a los jóvenes según los valores de la fraternidad, como una oportunidad para que los jóvenes también eduquen a los adultos en “la convivencia pacífica” y puedan mostrar “una nueva cara de Europa” basada en estos valores.

“Queridos jóvenes, ¡hagan oír su voz! Si no los escuchan, griten aún más fuerte, hagan ruido, tienen todo el derecho a opinar sobre lo que concierne a su futuro. Los animo a ser emprendedores, creativos y críticos”, animó el pontífice.

Por otro lado, alertó a los jóvenes a no dejarse llevar por “ideologías miopes” que muestran al “que es diferente como un enemigo” sino que “abran los ojos, la mente y el corazón” para luchar contra la discriminación.

En esta línea, animó a ser más solidarios, especialmente con “aquellos que sufren, sin importar su nacionalidad o condición social” y pidió recordar que muchos europeos también tuvieron que emigrar como su misma familia: “Yo también soy hijo de italianos que emigraron a la Argentina”, explicó el Papa.

Francisco criticó los entornos educativos de élite, pues “la finalidad de la educación es el crecimiento de la persona orientado al bien común” y no en mantener el “statu quo”.

La Conferencia Europea de la Juventud es una iniciativa impulsada por la presidencia checa de la Unión Europea que pretende poner en contacto a los jóvenes con quienes están llamados a decidir y promover al mismo tiempo un compromiso común por una Europa sostenible e integradora.

La invitación del Papa es clara: transformar el “viejo continente” en un “nuevo continente”. Este no es un paso fácil, pero los muchachos, escribe Francisco, son capaces de dar una nueva cara a Europa pero también capaces de mirar más allá. 

No se dejen seducir por las sirenas que les proponen una vida de lujo reservada a una pequeña porción del mundo: Tengan “ojos grandes” para ver al resto de la humanidad, que no se limita a la pequeña Europa; aspirar a una vida digna y sobria, sin lujos ni derroches, para que todos puedan habitar el mundo con dignidad.

El pontífice propuso a los jóvenes dos ejemplos de jóvenes “de ojos grandes”: Franz Jägerstätter, a quien Benedicto XVI proclamó beato, era un joven campesino austríaco que, a causa de su fe católica, se opuso concienzudamente a la orden de jurar lealtad a Hitler y marcharse a la guerra. Murió por esto. El mismo destino corrió Dietrich Bonhoeffer, un joven teólogo luterano alemán, antinazi.

Finalmente, Francisco les recuerda que “después del conocimiento de sí mismo, de los demás y de la creación, finalmente el conocimiento del principio y del fin de todo”, nos exhorta a buscar el sentido de la vida, mirando hacia arriba, al origen y al fin, “porque no se puede vivir si no se busca la Verdad”. De ahí la invitación a caminar “con los pies bien puestos en la tierra, pero con la mirada amplia, abierta al horizonte, al cielo”.

“Sean jóvenes generativos, capaces de generar nuevas ideas, nuevas visiones del mundo, de la economía, de la política, de la convivencia social; pero no sólo nuevas ideas, sobre todo nuevos caminos, a recorrer juntos. ¡Y que también sean generosos en generar nuevas vidas, siempre y sólo por amor! Amor por su esposo y esposa, amor por la familia, amor por sus hijos, y también amor por Europa, para que sea una tierra de paz, libertad y dignidad para todos”, concluyó.

Fuente: AICA

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