En los últimos 30 años, el calentamiento global ha tenido este efecto al alterar la distribución de las precipitaciones en el centro sur del país.
Los recursos hídricos se han reducido en más de un tercio en tres décadas por el cambio climático. En el caso de Chile, el país ha perdido al menos 37% de sus recursos hídricos en los últimos 30 años, de acuerdo con el más reciente Balance Hídrico Nacional, realizado en el 2017 por la Dirección General de Aguas, dependiente del Ministerio de Obras Públicas.
“El calentamiento global tiene varias implicancias, una es que sube la temperatura del planeta, pero la otra implicancia es que se altera la distribución de la lluvia y en particular, Chile sur y central están en esa categoría”, declaró a la prensa, Roberto Rondanelli, ingeniero civil químico de la Universidad de Chile y experto en meteorología. De acuerdo con Rondanelli, las precipitaciones en la zona central del país han disminuido a un ritmo de 5% por década desde hace medio siglo y de mantenerse ese ritmo, para fin de siglo se puede esperar una reducción de 30%.
The Nature Conservancy, organización internacional dedicada a la conservación de la biodiversidad y el medio ambiente, sostiene que una de las áreas más afectadas por la sobreexplotación de las fuentes de agua es el llamado “mediterráneo” chileno, que cubre 20% de la superficie del país y donde vive el 75% de la población, además de ser el núcleo agropecuario nacional. “Chile tiene una de las cinco ecorregiones mediterráneas del mundo, y sus inviernos templados y sus veranos secos y cálidos ofrecen las condiciones ideales para la agricultura y otras actividades productivas”, señala. “Como muchas de las regiones mediterráneas, enfrenta el reto de tener menos agua mientras que la demanda crece. También se ha visto afectado por la sobreexplotación de los afluentes, lo que está dañando la ecología de sus cuencas hidrológicas y poniendo en riesgo a la naturaleza, la biodiversidad y a la gente”.
“El cambio climático ha traído consigo eventos climáticos extremos, incluyendo sequías, deslaves, inundaciones e incendios forestales que han afectado a la naturaleza, a las ciudades y a toda la población. En ningún lado es esto más patente que en la cuenca del Maipo, en el centro del país”, agrega The Nature Conservancy. “El río Maipo nace en la ladera occidental del volcán que le da nombre, y baja desde la cordillera de los Andes hasta el océano Pacífico. Su cuenca abastece el 80% del agua que se consume en Santiago, la capital nacional, además de que los sectores agrícolas e industriales, que componen casi la mitad del producto interno bruto chileno, dependen de su cauce”.
Las aguas del Maipo provienen tanto de precipitaciones invernales como de deshielos cordilleranos; su caudal promedio es de 92.3 m³/s. El aumento de la temperatura ha hecho que la nieve se derrita antes de lo previsto, lo cual provoca que los ríos aumenten su caudal en época de lluvias y se sequen durante el verano. Expertos prevén que antes del 2070 la disponibilidad de agua del Maipo se reducirá en 40% debido al derretimiento de los glaciares.
“La hidrología en Chile depende en gran parte de la nieve que cae en la cordillera. Si fuera por la precipitación en los valles, Santiago probablemente no tendría suficiente agua para sustentar sus actividades productivas ni el consumo humano”, precisó Rondanelli.
Según el Índice Global de Riesgo Climático 2019, elaborado por la organización no gubernamental alemana Germanwatch, Chile se encuentra en el puesto 16 entre los países del mundo más afectados por el cambio climático. Chile cumple siete de las nueve características de vulnerabilidad ante el cambio climático definidas por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático: áreas de borde costero de baja altura; zonas áridas, semiáridas, con cobertura forestal y expuestas al deterioro forestal; zonas insulares pequeñas; propensión a los fenómenos naturales; zonas propensas a la sequía y la desertificación; zonas urbanas con problemas de contaminación atmosférica, y zonas de ecosistemas frágiles, como son los glaciares, cuyo derretimiento ha traído como consecuencia un problema de escasez hídrica.
Francisco Cereceda, profesor titular del Departamento de Química de la Universidad Técnica Federico Santa María, ubicada en Valparaíso, y director del Centro de Tecnologías Ambientales, aseguró que la zona centro-sur del país estará entre las más afectadas por el cambio climático.
“Tenemos el derretimiento de los glaciares en la zona centro-sur, la desertificación y la escasez hídrica, el aumento de temperaturas con las ‘olas de calor’, la mayor frecuencia de incendios forestales, producto de la combinación letal que es el ‘30+30+30’ (30% de humedad, 30º de temperatura y 30 m/s de velocidad de viento) ya que esta conjunción hace que estén las condiciones óptimas para la generación de incendios, fenómenos más visibles por la población”, dijo. A los cambios hidrológicos se suma la explotación minera que ha destruido glaciares que mantienen el balance hídrico y climático de las cuencas, aportando agua a ríos, lagos y napas subterráneas. Un 70% de los 18 millones de habitantes del país se abastece del agua que proviene de las zonas altoandinas.
Numerosas concesiones y operaciones mineras se encuentran en zonas de escasez hídrica, como es el desierto de Atacama, en el extremo norte. Para Roberto Moncada, vocero del Movimiento de Defensa por el Acceso al Agua, la Tierra y la Protección del Medio Ambiente, Chile vive una crisis hídrica “que no tiene parangón en la historia del país. Y esta se encuentra íntimamente asociada a un modelo de desarrollo basado en el despojo de los bienes naturales comunes, un modelo de desarrollo que no trepida en apropiarse de las aguas en detrimento de la vida de las comunidades”.