Mientras se celebra la misa de beatificación de los Mártires riojanos, llegan las primeras sensaciones de lo que fue la víspera de este acontecimiento histórico para la Iglesia y el pueblo argentino.
En la carpa armada para conocer la vida de Monseñor Enrique Angelelli había mucha gente conocida de los diferentes movimientos de base de la Iglesia. Uno de los expositores, jesuita joven que trabaja en el monte santiagueño, dio una definición de lo mejor de Angelelli: “La Iglesia no es más el centro ni la protagonista. Es el pueblo, la base, los campesinos… ellos tienen la voz. La Iglesia debe acompañar no desde el poder sino con la presencia, al lado de los que no tienen voz pero pueden recuperarla”.
Fue realmente fue muy fuerte lo que se respiraba. Allí mismo estaban los propios campesinos. Uno de ellos levantó la mano y pidió que el laico Wenceslao Pedernera fuera nombrado patrono de los campesinos de Santiago del Estero y de toda la Argentina. La emoción fue muy grande, sobre todo por la presencia de la familia de Wenceslao y por el espíritu que reinaba entre quienes nos preparábamos para vivir este importante reconocimiento a la vida de los Mártires riojanos.
Ya en el Parque de la Ciudad
Está todo preparado para la beatificación. La gente se va arrimando al Parque de la Ciudad, cobijado por un cielo diáfano y un sol que calienta los corazones. Abrazos, encuentros, y un ambiente que se va generando mediante la presencia del pueblo, con mucha amistad y fraternidad.