Carne picada, la más humilde

Carne picada, la más humilde

A veces subestimamos a la carne picada pero podemos realizar platos muy sabrosos.

Ante cortes refinados de carne y platos exquisitos de lomo, los asados o hasta las tradicionales milanesas, la carne picada se transforma en la cenicienta de las carnes. Sin embargo, podemos elaborar gustos platos con ella. Tengamos, eso sí, la precaución de elegir una carne suficientemente magra, digamos con un porcentaje de grasa del 4 al 7%. Lo mejor puede ser elegir un corte y pedir a la carnicería que nos la pique.

Hoy prepararemos un plato de albóndigas. Primero dispongamos la carne a temperatura ambiente en una fuente. Para medio kilo de carne, utilizaremos dos huevos grandes. Agregaremos dos dientes de ajo bien picados, un buen puñado de perejil picado, dos cucharadas de queso rallado y dos cucharadas abundantes de miga de pan que antes habrán remojado en un poco de leche tibia (también pueden usar pan rallado), una pizca de sal y si quieren pimienta.

La miga de pan remojada en leche ayuda a que las albóndigas sean más esponjosas.

Formen albóndigas para que estén en la palma de la mano y las pasarán por pan rallado. Con estas cantidades podrán armar 8 albóndigas, conviene achatarlas un poco. Luego las hornearán hasta su cocción en una asadera cubierta con papel manteca. De este modo, la propia grasa de la carne servirá para cocinarlas, sin agregar más grasa.

Mientras tanto armamos la salsita picando fino un puerro de buen tamaño y lo salteamos suavemente con una cucharadita de mantequilla y un chorrito de aceite en una sartén. Cuando el puerro esté bien blandito, incorporemos una cucharada rasa de harina y luego algo de leche fría, lo suficiente para que la salsa se vuelva más cremosa. Si se espesa demasiado corrijan con más leche o un poco de agua. Como ven, podríamos haber recurrido a la crema de leche. Se puede hacer, pero si queremos un plato no demasiado rico en calorías, es preferible evitarla.

Retiramos las albóndigas del horno y las colocamos en la sartén con la salsa, el tiempo necesario para que se forme un único compuesto. Estará todo listo para servir las albóndigas acompañadas por un arroz blanco (o graneado). Como toque final, podrán agregar una cucharada rasa de ciboullette picada.

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