Entre las cartas de lectores publicadas por el diario chileno El Mercurio, aparecieron las de Luis, un recluso con salidas diarias para trabajar.
Ofrecer a los presos educación, capacitación laboral y la oportunidad de trabajar tiene la capacidad potencial de recuperar a muchos de ellos. Los estudios conducidos al respecto indican que suele suceder en la gran mayoría de los casos. Y la recuperación del detenido es, en realidad, el cometido principal de un sistema penal. Eso debería hacer pensar que transformar la cárcel en un tiempo de formación y capacitación para el trabajo podría reducir drásticamente el fenómeno de la reincidencia.
Lo atestiguan las cartas enviadas por Luis Inostroza, un preso chileno que ha relatado su experiencia al diario El Mercurio. Luis quiso hacer pública su historia de superación en las misivas dirigidas al diario, donde no es común que aparezca este tipo de intervenciones. Él es interno del centro de detención Preventiva Santiago Sur y alumno de salida diaria de la Fundación Paternitas.
“Después de capacitarme en grifería comencé, hace unos días, a trabajar en una construcción en Las Condes (un barrio de la capital). Todos los días salgo con el beneficio diario al medio libre desde la ex-Penitenciaría, donde tengo que volver a ‘encerrarme’ a las 20:00 horas”, relató Inostroza.
“No es fácil volver a construir un camino y dejar atrás un pasado de malas decisiones (…). Sin embargo, Luis ha continuado en su esfuerzo por superarse y volver a ser parte de la sociedad. Los miedos no faltan, sobre todo cuando está la posibilidad de sentirse parte de otro mundo, donde hay «ellos» y «nosotros». Fantasmas y temores que se disuelven al enfrentar la realidad. Ocurrió cuando una noche se cruzó con dos potenciales «ellos», cuando, cuando regresaba luego de trabajar durante todo el día. «Vi que se acercaban hacia mí dos carabineros motorizados –cuenta Luis-. Uno me pidió mi carnet de identidad, lo revisó en la máquina y de inmediato aparecieron mis antecedentes”, agregó. “Por un momento creí que me llevarían, que me quitarían la oportunidad de salir. Pero la respuesta que recibí fue ‘no te preocupes, esto es un control de rutina. Según tus datos, no debes nada; está todo en orden’. Me devolvió el carnet y me preguntó de qué se trataba esta salida. Le conté que ahora estaba trabajando. El cabo me respondió: ‘Qué bueno que quieras cambiar. Dale con todo, felicitaciones'”, agregó. Ese uniformado utilizó las palabras que todos quisiéramos dirigir a Luis Inostroza.
Las cartas de este hombre finalizan con un llamado a personas, instituciones, al Estado y a las empresas a trabajar con los que han cometido un error y quieren cambiar. “Si no les servimos, échennos. Si les servimos, déjennos. Atrévanse a ser parte del cambio”, remató.