Aerocaminata

Aerocaminata

El 7 de agosto de 1974 no sería una fecha más para los neoyorquinos. Aquel miércoles desde bien temprano, los madrugadores contemplaron un espectáculo único (e irrepetible): un hombre caminando en el aire…

El pequeño equilibrista, Philippe Petit, un parisino de 24 años, caminó sobre un alambre tendido entre las torres gemelas del World Trade Center de New York. Su proyecto se remontaba a 1968, cuando nuestro gran Petit, visitó a su dentista en Francia, y en la sala de espera dio con un artículo sobre el proyecto arquitectónico de unas torres por construirse en pleno Manhattan. El funambulista se sintió fascinado y atraído por esta singular obra. Arrancó la hoja y regresó a casa, con una idea que lo obsesionaría durante los próximos seis años: demostrar al mundo entero el arte del equilibrio.

Mientras las torres eran construidas, Phillipe juntó plata con sus actuaciones callejeras y estudió palmo a palmo la estructura de los edificios, los vientos, e infinidad de detalles.

A principios de 1974 viajó a Nueva York y empezó una preparación de película, preparando todo para su elevada misión. Esto incluía ingresar a los edificios de ambas torres gemelas para tomar nota de los recorridos del servicio de vigilancia y sus rutinas. Lo hizo, junto a un grupo de secuaces, encabezados por el parisino volado. Finalmente, durante la mañana del miércoles 7 de agosto, luego de un arduo trabajo para tensar el bleca de acero entre ambas torres, en un recorrido que sería de unos 60 metros, Phillipe permaneció suspendido en el aire, a mas de 400 metros de altura durante 45 minutos. Unió ambas torres, no una, sino varias veces, prolongando el espectáculo para transeúntes madrugadores, y evitando que lo apresaran rápidamente. En el interín se recostó sobre el cable, conversó con una desprevenida gaviota, y disfrutó del espectáculo, dando la oportunidad a miles de personas a reflexionar sobre sus propias vidas, tal como se refleja en el film Man on wire de la BBC.

De allí en más, millones de personas volvieron a caminar levantando la mirada para no perderse ningún otro espectáculo y cultivar el arte del equilibrio. Probablemente el aislamiento y la cuarentena, ayuden a que volvamos a mirar hacia el cielo más a menudo.

Para cultivarnos en el arte del equilibrio acercamos este pequeño libro de Philippe con prólogo de Paul Auster, otro admirador de nuestro querido funambulista. Lectura recomendada para alejar pandemias varias…

Leer: Trattato di funambolismo

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