En el centenario de su nacimiento, la diócesis de Nueve de Julio recordó con actividades y celebraciones al cardenal Eduardo Pironio. También se celebró una misa en Luján, donde descansan sus restos.
Al cumplirse 100 años de su nacimiento, la diócesis de Nueve de Julio recordó al siervo de Dios, cardenal Eduardo Pironio con actividades y celebraciones en su ciudad natal.
Las actividades conmemorativas comenzaron en la noche del miércoles 2 de diciembre con una vigilia de oración en la Casa Pironio. El jueves 3 de diciembre a las 7 se rezó el Rosario de la Aurora. A las 10 se realizó una ofrenda floral en la tumba de los padres de Pironio.
A las 18.30, se llevó a cabo el acto cívico en la puerta de la Casa Pironio, en el que invitaron no sólo a recordarlo sino “a tomar conciencia de su aporte a nuestra Nación” y de “la vigencia de su pensamiento espiritual, pastoral y social”. Allí, descubrieron una placa conmemorativa.
Como parte de los festejos, el obispo de Nueve de Julio, monseñor Ariel Torrado Mosconi, encabezó una visita virtual a la casa natal del cardenal Pironio, para “descubrir este lugar de gracia, y que nos mantenga viva la memoria de nuestro querido cardenal”, expresó. El video se encuentra en la página de Facebook de la diócesis.
A las 20, monseñor Torrado Mosconi, presidió la misa central en honor del cardenal. La celebración fue transmitida por Radio María.“Estamos celebrando la eucaristía en esta memoria de San Francisco Javier, en esta, la mismísima habitación donde hace cien años nacía el siervo de Dios Eduardo Francisco Pironio”, expresó al comienzo de su homilía.
“Él mismo cantaba el magníficat en su testamento espiritual dando gracias por el don de la vida: con estas palabras tan simples pero tan profundas te doy gracias, Padre, por el don de la vida. Qué lindo es vivir. Tú nos hiciste, Señor, para la vida. La amo, la ofrezco, la espero”, recordó.
“Este gusto por la vida que se advierte en estas palabras no lo puede percibir quien vive encerrado en sus intereses mezquinos, sino quien ha descubierto que la vida vale la pena cuando se gasta, cuando se gasta por amor”, reflexionó monseñor Torrado Mosconi.
Al meditar sobre la liturgia, el obispo invitó a seguir los pasos del santo patrono de las misiones, San Francisco Javier, y de nuestro siervo de Dios Eduardo Francisco Pironio. En ese sentido, animó a “construir sobre roca”.
“Desde que irrumpió este diminuto virus en nuestras vidas hemos visto amenazado el edificio de la humanidad toda: se derrumbaron los proyectos, nuestras agendas, nuestros programas, nuestros planes”, recordó. Y en medio de un panorama de incertidumbre sobre el futuro del mundo, destacó una única certeza sobre la que hay que construir nuestra vida: Jesucristo.
“Ayer, hoy y siempre, es la roca sobre la que podemos apoyarnos y planificar y proyectar el futuro que vendrá”, aseguró, y tomando nuevamente la figura de Pironio, recordó que “tenía en el centro de la predicación a la persona de Jesús” y animó a volver a Jesús como él nos enseña.
“El siervo de Dios cardenal Pironio ha hecho carne la palabra tocando la carne de los pobres”, destacó. “Su vida entera fue un testimonio en este sentido y fue un profeta que animó a dar la vida por los pobres”.
Finalmente, afirmó que en nuestra misión en la Iglesia en estos tiempos de la pospandemia “debemos privilegiar hoy la presencia y la misión que nos liga a María, de estar siempre junto a aquellos hijos humillados y crucificados. Allí donde está María, allí debe estar la Iglesia”.
Concluida la Eucaristía, se realizó el Fogón de la Esperanza.
En Luján, Mons. Scheinig agradeció la “entrega generosa” de Pironio
En el marco de las celebraciones, el jueves 3 de diciembre por la tarde, el arzobispo de Mercedes Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig presidió una celebración eucarística en la basílica de Nuestra Señora de Luján, donde descansan los restos del Siervo de Dios Eduardo Pironio. Concelebró la misa monseñor Jorge Gónzalez, obispo auxiliar de La Plata.
“Queremos dar gracias por este hijo de Dios, este hijo de la Virgen de Luján, compatriota nuestro, siervo de Dios, en el centenario de su nacimiento, uniéndonos a todas las celebraciones que se vienen realizando en la Iglesia de Mar del Plata, en este Santuario de Luján, y especialmente en la diócesis de Nueve de Julio”, expresó el prelado al comienzo de la celebración.
“Queremos tener una memoria agradecida por la vida de este hombre bueno, sacerdote bueno, buen pastor, dando gracias por su vida y rezando especialmente por su pronta beatificación”.
Durante la homilía, el arzobispo recorrió la vida del cardenal Pironio, recordando que nació en un tiempo particular, porque también tenía una misión particular. “Aquí tenemos un hijo de la Iglesia que entregó toda su vida por ella. ¿Valió la pena? Claro que sí. Y nosotros no podemos hacer menos que agradecer esa entrega generosa de su vida”.
“En esta basílica están sus restos, está la Virgen y tenemos la gracia de ser testigos de su vida. Y porque amó mucho a la Iglesia, amó mucho a la Virgen. Y porque amó mucho a la Virgen, amó mucho a la Iglesia. El Concilio Vaticano II esto lo vislumbra con una claridad meridiana. Entre la Iglesia y la Virgen hay una vinculación estrechísima, y esto el Cardenal no solamente lo vio, sino que lo vivió”.
Al finalizar la Eucaristía, se realizó una ofrenda floral en la tumba del cardenal.
Fuente: AICA