El candidato republicano culpa al presidente Obama de haber causado el surgimiento del Isis. No ha sido ésta la intención de la Casa Blanca, pero sí la consecuencia de la estrategia adoptada.
El problema de repetir disparates, o las mentiras, es que cuando afirmes algo verdadero no se te crea.
Donald Trump ha hecho del exabrupto un estilo comunicativo al que ha recurrido con frecuencia durante su campaña. Ha insultado y descalificado a adversarios, a veteranos de guerra, periodistas, musulmanes, a los hispanos que viven explotados por decenas de miles de empresarios y en especial a los mexicanos.
Para muchos ha pasado la raya de la decencia, también porque argumenta con total desparpajo recurriendo incluso a mentiras. Pero ahora, posiblemente preocupado porque los sondeos no le dan las ventajas que tenía hasta hace poco, ha elevado el tiro y ha llegado a acusar a Barack Obama de ser el padre del Isis. Soltar una acusación tan grave contra el comandante en jefe de las fuerzas armadas del país, es muy probable que le acarreará serias consecuencias políticas.
Sin embargo, pese a cierto grado de exageración y sin datos precisos, la afirmación de Trump no aporta nada nuevo para quienes siguen desde hace tiempo los acontecimientos bélicos de la lucha contra el terrorismo. Obama no ha apadrinado seguramente el Isis, pero la estrategia de su administración ha utilizado grupos terroristas para el trabajo sucio, en países como Irak, Libia y Siria, que ha terminado por beneficiar el surgimiento de este grupo criminal.
Lo ha admitido la propia Hillary Clinton en su momento, lo admite el ex comandante en jefe de la OTAN, el general Wesley Clark, lo revelan cada vez más documentos que indican un contacto, al menos, imprudente de las fuerzas especiales y de la inteligencia estadounidense en el terreno que ha permitido con frecuencia que entrenamiento y armas terminasen fortaleciendo al propio Isis. Un último documento de este tipo lo publica el diario italiano La Stampa.
La intención de Trump no es la despejar de ambigüedades la presencia militar de su país en esos escenarios de guerra. El candidato republicano simplemente dispara un cohete más con la esperanza de que la gente lo siga. Con el mismo desparpajo, Trump propuso luchar contra los terroristas exterminando a sus familias. Lo que hace con este enésimo exabrupto es banalizar hechos graves que de este modo salen de una discusión seria para ser incluido en la larga lista de absurdos pronunciados por este amateur de la política.