Una voz de alerta ha sido definida esta protesta que reclama contra el sexismo en la educación y manifestaciones de machismo.
Chile vive un hecho inédito. Una quincena de universidades han sido ocupadas por sus estudiantes en reclamo de una educación que no sea sexista, en contra del machismo y de sus manifestaciones. La acción abarca varias iniciativas: ayer circuló por los medios de comunicación chilenos una carta firmada por más de 120 alumnas de derecho de la Pontificia Universidad Católica en la que se mencionan una serie de expresiones machistas de docentes de esa casa de estudios.
Entre las expresiones mencionadas figura una dirigida a una alumna con motivo de su escote: “¿Usted vino a una prueba oral o a que la ordeñen?”. Una frase desafortunada, si se quiere. Más grave es en cambio esta aseveración de otro docente: “Cuando el hombre ve a una mujer y siente ganas de violarla, no es más que un desorden de sus inclinaciones naturales”.
Una universidad del norte, por otra parte, comunicó en estos días la separación del cargo y un sumario de un docente denunciado por acoso sexual. Un episodio triste pero que dice que algo está cambiando en nuestra sociedad. Cada vez menos se toleran actos, comportamientos, gestos y palabras que manifiestan una actitud machista o sexista. Quizás en algunos casos eso podrá parecer excesivo. Todo proceso de cambio incluye algo de excesos. Sobre todo si durante mucho tiempo fueron grandes los abusos y excesos cometidos en sentido contrario. Y el machismo ha sido un exceso demasiado largamente tolerado.
Para el rector de la Universidad de Valparaíso y vicepresidente del Consejo de Rectores de Chile, Aldo Valle, consideró que las tomas de universidades “son una voz de alerta que debemos acoger y encausar con la mayor seriedad y responsabilidad, porque es una deliberación que necesitamos no solo en las universidades, sino que en toda la sociedad… Se trata de un retraso que tenemos, que se expresa, que se manifiesta, por una legítima interpelación y demanda que están haciendo las estudiantes, que sin embargo responde a procesos históricos y culturales que van más allá de las instituciones universitarias”.
Significa que ya no es tiempo de callar, ya no es tiempo de tolerar comportamientos, discriminaciones y peor todavía ser víctimas de varios tipos de delito. Es tiempo de erradicar el machismo de nuestra sociedad, de que nunca más una mujer deba sentirse atemorizada por la presencia de un varón. Es un impulso hacia una igualdad efectiva que ante todo tiene que comenzar a pasar por nuestro corazón y por nuestra mente. Ya es hora.