La Selección Nacional cerró el año con un contundente 3 a 0 frente a Colombia y se acomodó en las Eliminatorias. Lionel Messi, la gran figura, autor de un golazo y hacedor de los otros dos.
Como sucedió en el ciclo de Alejandro Sabella, Colombia fue nuevamente el partenaire de la “resurrección” de la Selección. En el camino hacia Brasil 2014, un ajustado pero valiosísimo triunfo en Barranquilla significó la plataforma de lanzamiento para un equipo que luego fue finalista en el Mundial.
El tiempo dirá si la victoria de anoche en San Juan, contra el mismo rival, tendrá ese efecto en un grupo que no lograba levantar cabeza, que venía de cuatro partidos sin ganar y con una estrepitosa derrota ante Brasil. Fuera de las posiciones que garantizan el pasaje a la Copa del Mundo, o al menos al repechaje, Argentina vivía momentos de presión que, de no ganarle a los conducidos por José Pekerman, se hubiera vuelto un tembladeral para muchos jugadores y el cuerpo técnico.
En ese contexto, volvió a brillar Lionel Messi. Exactamente cinco años después, el crack rosarino asumió su papel de líder dentro del campo de juego y condujo al equipo a una victoria que no tuvo sobresaltos (Colombia tuvo su responsabilidad debido al flojo desempeño) y que encausó a la Argentina en la clasificación para Rusia 2018.
A la Selección no le sobra nada y quedó demostrado que el 10 es imprescindible. Un tiro libre para poner en un cuadro, una habilitación para ¿el nuevo goleador? Lucas Pratto y una avivada para quitar la pelota y habilitar a Ángel Di María para cerrar el marcador. Todo en sus pies. Todo en su talento y en su personalidad para sacar a la Argentina del pozo.
Esta victoria no significa que la Selección ya esté encaminada. Simplemente sirve para terminar el año con una sonrisa, con la soga sin que ajuste en el cuello y con la posibilidad de repensar los pasos a seguir. En marzo se reanudarán las Eliminatorias y Argentina aún está en zona de repechaje. Vendrán Chile, Bolivia en La Paz, Uruguay en Montevideo, Venezuela, Perú y finalizar en la altura de Quito frente a Ecuador.
Nada está dicho. El tiempo dirá si este 15 de noviembre, como el de 2011, se convertirá en el esperado trampolín que deposite a la Argentina en el Mundial. La Selección está muy lejos de haber recuperado la paz y la tranquilidad. Apenas un poco de aire que oxigena y que debería ayudar a acomodar las ideas. Eso sí, Messi no puede faltar y Edgardo Bauza tendrá que trabajar para acompañarlo de la mejor manera.