Desde el año 2005, cada 20 de mayo tiene lugar el día internacional del Ensayo Clínico.
Su objetivo nos viene de perillas: dar a conocer al público en qué consiste el trabajo de investigación para dar con una vacuna o un medicamento contra una enfermedad concreta. Quizá en esta jornada la intención de millones de personas esté centrada en la pronta cura del COVID-19.
Probablemente esta jornada tenga un plus inmenso porque la fecha conmemora el primer ensayo clínico de la historia realizado por el médico escocés James Lind el sábado 20 de mayo de 1747.
Lind a sus 30 años investigaba las causas del escorbuto que diezmaba a la marina de la Armada Británica. El médico tuvo ocasión de observar a varios enfermos de escorbuto a bordo del Salisbury en mayo de 1747. A cada uno le dio un tratamiento con distintas dietas; vinagre, nuez moscada, agua de mar, etc. A algunos de los marineros les incluyó en la dieta naranjas y limones; entonces se dio cuenta de que la gente que consumía cítricos se curaba rápidamente del escorbuto.
El desarrollo de un nuevo medicamento o vacuna pasa por varias etapas, hasta que el medicamento logra estar al alcance del público.
Fase 1: Se analiza la dosis y toxicidad del medicamento en pacientes afectado de la patología.
Fase 2: El medicamento y/o tratamiento se estudia en un mayor número de personas afectadas por la patología, para un primer análisis de eficacia.
Fase 3: Se analizan todos los efectos del medicamento y/o tratamiento en un mayor número de pacientes con la patología que se quiere tratar. Esta fase es para poder comprobar la seguridad y la eficacia antes de comercializarlo.
Fase 4: Es cuando el medicamento y/o tratamiento ya ha recibido la autorización para ser comercializado y se realizan estudios a largo plazo de su seguridad y eficacia en personas afectadas por la patología, así se pueden detectar reacciones adversas y de incidencia muy baja.
¿Porque puede interesar a un paciente participar en un ensayo clínico?
La participación de un paciente a un ensayo clínico puede contribuir a una búsqueda que puede ayudar a otras personas. En algunos casos, además, es posible mejorar el curso de la propia enfermedad, hacer que el paciente se sienta mejor o que viva más tiempo. En caso de que se demuestre que el tratamiento investigado es mejor que los existentes, los pacientes que han participado en el ensayo serán los primeros en beneficiarse.