Una “Chica 10”

Una “Chica 10”

El jueves 2 de julio culminó su misión en esta vida la querida Laurita Diez.

La conocí en Trelew allá por el año 2003. Siempre fue una persona con gran magnetismo, y se hacía evidente su profesión de enfermera que la supo llevar a la Patagonia.

Su pequeña estatura hacía que popularmente se la conociera como Laurita, en cada encuentro de la Palabra de Vida, o de cuanta actividad vinculada al Movimiento de los Focolares, ella estaba presente. Firme para llegar, y rauda para partir. Inquieta, plena de buen humor y participativa.

Me había comentado que provenía de Algarrobo, localidad del sur bonaerense situada a 40 kmts. de Médanos y cercana a La Pampa.

Conocedora del campo, cursó sus estudios como pupila. Luego llegada la hora de elegir, la pequeña gran Laura supo hacerse oír frente al mandato familiar de pretender hacerla ingresar a un convento. Ella sabía que aquella no era su vocación. Supo hacer valer su voz, y se dispuso a cursar los estudios de enfermera, para luego casarse y enrolarse más al sur, cuestión que la llevó hasta Trelew. Estuvo vinculada con el rubro de la salud y en la Patagonia el valor de los enfermeros fue es y sigue siendo esencial.

Solía decirle que su pueblo de origen le había marcado el carácter, ya que era fuerte como un algarrobo en sus decisiones, pero también así en su generosidad. No solo participaba en las diversas actividades del focolar, sino que estaba comprometida con Cáritas y allí acudía para colaborar.

Un par de detalles quizá basten para notar la decisión y la fe que movían a la querida Laurita. Desde que la conocí era viuda, y ya estaba jubilada de su trabajo de enfermera.

En el sur, para la vida cotidiana y los desplazamientos, el vehículo es mucho más esencial que en otras latitudes. Un día se le cruzó a nuestra algarrobense que debía tener un vehículo para poder hacer más cosas. Así fue averiguando sobre modelos hasta que un buen día entró a una de las concesionarias y empezó a gestionar su auto. Lo obtuvo y cuando se lo entregaron le pidió al vendedor que le explicara cómo eran las marchas, y algunos rudimentos del manejo. El hombre azorado le preguntó, “¿pero usted sabe manejar?”, a lo que Laurita le dijo que no, pero que iría aprendiendo. De mas está decir, que salió de la concesionaria con su vehículo andando. Y aprendió nomás, sin estridencias ni imprudencias …

Con su Golcito la veía andar de acá para allá. Un día, cuando volcaron cemento fresco sobre el patio de su casa, fue a la obra vecina para ver qué estaba pasando. Allí frente a su reclamo de qué sucedía, un joven salió raudamente de la obra en construcción. Laura no entendía bien por qué, y al día siguiente fue a hablar con el capataz, quien le pidió disculpas por el inconveniente, pero Laura insistía en saber qué le había pasado al joven que saliera velozmente. Finalmente el hombre le dijo que “no se preocupara”, porque el joven era sordomudo. Acto seguido nuestra Laurita emprendió una cruzada de película: solicitó el domicilio del joven para ir a verlo en persona, pedirle disculpas y ver qué podía hacer.

Omitiré parte de la gesta que llevó adelante nuestra enfermera aguerrida, porque no solo dio con el joven, sino que logró ubicar a toda su familia a trabajar en un campo cordillerano, y hacer que aquel sordomudo pudiera recibir tratamiento médico y su educación correspondiente.

Doy fe que la trayectoria de la querida Laurita dejó una huella profunda y sanadora.

  1. Llegue en el 2006 a Trelew para trabajar, pero aún no tenía un lugar propio donde vivir. Laurita fue quien me acogió en su casa, con tanto amor, afecto, generosidad que no olvidaré jamás ! Lo de ella era amor concreto posta; hacíamos las compras juntas, paseos, etc. y en ese golcito que Quique cuenta recorrimos muchos barrios de Trelew buscando un alquiler para mi! Gracias eternas Laurita, nuestras charlas quedan grabadas en mi corazón, nos salvamos juntas como dijimos una vez.. te quiero y te llevare siempre conmigo. Veri

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  2. Yanina Cantos 3 julio, 2020, 22:14

    Hermoso. Puedo decir que fue una gran mamá para los que la vida nos trajo al sur.

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