En lo que van del año, 250 ciudadanos de Turquía han sido asesinados por un terrorismo con el que los mismos gobiernos que lo combaten han jugueteado ambiguamente.
El ataque al aeropuerto de Estambul que ha dejado 41 muertos y 139 heridos (109 ya dados de alta) confirma que las mentes detrás del terrorismo no tienen piedad de nada ni de nadie. Ningún motivo, ninguna causa puede justificar tanta crueldad. El terrorismo se revela como un mal que debe ser erradicado, comenzando de la razón de estado que ha permitido a algunos gobiernos juguetear ambiguamente con estos asesinos.
En tiempos más recientes ha ocurrido en Libia, y también en Siria e Iraq, Yemen, Afganistán… y ocurre en Turquía por las ambigüedades de un Gobierno que desde hace años ha pretendido sacar dudosos provechos de los conflictos cercanos. Se estima que unos 5 mil europeos han engrosado las filas del ISIS desde la ilegítima proclamación del califato. No podrían haber concretado su adhesión sin la cooperación de las autoridades turcas que cerraron un ojo y también el otro. Del mismo modo decenas de miles de yihadistas pasaron por ese país provenientes de decenas de otros países con la ilusión de ganarse méritos ante Dios participando de una guerra que, en realidad, aborrece.
Pero también países como Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Arabia Saudita, Qatar y otros aliados del Golfo han hecho lo mismo utilizando alternativamente el ISIS, Al Qaeda, Al Nusra y unas cuentas siglas más para objetivos, aunque sea momentáneamente, coincidentes con sus políticas o sus estrategias. Invariablemente, cuando se sigue la pista de cualquiera de estas organizaciones terroristas siempre aparecen implicados los servicios de inteligencia de muchos países, al punto que no siempre es fácil establecer quién realmente está detrás de estos atentados.
Para muestra un botón: cuando los investigadores concentraban su atención en las armas utilizadas en el atentado a la revista francesa Charlie Hebdo, el Gobierno galo aplicó el secreto militar frenando la acción de la Justicia ¿Alguien podría explicar la razón?
El pueblo turco, como los ciudadanos de los otros países blancos del terrorismo, ha sido inmerecidamente castigado con una seguidilla de atentados que en lo que va del año han provocado más 250 muertos y miles de heridos.
Está claro que no es fácil hacer estallar un avión. Sin embargo los aeropuertos siguen siendo algo más que terminales aéreas: son lugares de tránsito de ciudadanos de numerosos países, son centros de actividad comercial que congregan gran cantidad de viajeros y parientes. He aquí una de las razones para atacarlos, así como en la mira quedan centros turísticos… hasta que mengüe el turismo.
En este contexto, seguir la lógica de incrementar indefinidamente las medidas de seguridad, podrá dar algún resultado y facilitará el discurso miope del temor de los políticos que especulan con su discurso xenófobo y racista en sociedades con una edad promedio avanzada, temerosas ante la inseguridad. Más muros y más controles darán una aparente seguridad, que durará hasta que el terrorismo encuentre la manera de infiltrarse en algún otro lugar desde donde provocar víctimas.
El problema de fondo es trabajar en los factores que alimentan esta plaga para erradicarla una vez por todas. Mientras no se trabaje en ello, incluso las manifestaciones de pesar de los líderes políticos de ciertos países tendrán el amargo sabor de un indignante cinismo.