Vanuatu es uno de los países del mundo más directamente enfrentados por el cambio climático por el aumento de nivel del mar y de las temperaturas. Por eso aplica una política medioambiental muy agresiva.
Se trata de un país del océano Pacífico Sur, compuesto de cerca de 80 islas que se extienden por 1,300 km. y que se encuentra a 1.750 kilómetros al este de Australia.
Por su inmensa belleza y tranquilidad, se ha ganado entre los destinos turísticos el título de “El País de la Felicidad”. Pero se encuentra amenazado por la contaminación y la basura y por ellos las autoridades se han puesto terminantes al tomar medidas como prohibir las bolsas plásticas el año pasado y ahora los cubiertos y vasos de un solo uso.
Lo más llamativo de estas medidas, es la prohibición de los pañales descartables desde el 1° de diciembre de este año.
El ministro de Relaciones Exteriores, Ralph Regenvanu, dio a conocer esta sorprendente decisión hace pocos días en una conferencia de prensa en Port Vila (capital de Vanuatu)
Regenvanu detalló que una investigación demostró que los pañales desechables son el objeto más común en los residuos domésticos en la capital de Vanuatu. “Prohibirlos reducirá considerablemente la cantidad de residuos plásticos”, posteó el funcionario en su perfil de Twitter.
Los pañales no se pueden compostar ni tampoco son biodegradables, son un verdadero reto para el medioambiente por el plástico y las sustancias químicas que lo conforman sumado a que contienen luego de su uso, residuos orgánicos.
Los pañales descartables son insostenibles
La materia primera de los pañales desechables es la celulosa, lo que implica que sea necesario cortar árboles para su fabricación. Se calcula que son necesarios cinco árboles por niño.
La celulosa es el principal componente, pero además contiene productos derivados del petróleo altamente contaminantes como polipropileno, polietileno, elásticos, adhesivos y plásticos.
Si calculamos que un bebé utiliza una media de seis pañales al día esto supone unos 5.400 pañales a lo largo de sus 30 primeros meses de vida. Esto se traduce en más de una tonelada de residuos por niño. Si sumamos lo que contaminan todos los bebés del país, supondría más de 900.000 toneladas anuales.
A eso hay que sumarle el tiempo que tardan en descomponerse los pañales sucios que echamos a la basura. Se habla de 200 años, algunos hablan de 300, otros de 100. En cualquier caso es muchísimo tiempo.
Prohibir su uso es una gran decisión para este país, volver a los pañales de tela, en sus versiones modernas, es una opción amigable con el ambiente que podríamos implementar.
Fuente: Ecoportal.net