Un breve abordaje de la heterogeneidad y complejidad del campo de la psicología, una disciplina llena de tesoros.
“Escuelas, corrientes y sistemas de la psicología contemporánea”. Así se llamaba la primera materia que cursé en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba. En ese entonces, como estudiante novata, aquellas palabras me parecían la promesa de un mapa listo para conducirme hacia el gran cofre del tesoro, para responder con ese encuentro la pregunta acerca de lo que conocemos como psicología. Hoy, aún después de años de recibida, puedo decir que ese mapa me ha brindado caminos posibles, me ha permitido transitar y conocer los procesos históricos que forjaron esta disciplina, pero sobre todo ha consolidado la certeza de que los verdaderos tesoros no caben en ningún cofre.
Intentar abarcar la totalidad del “campo de la psicología” en estas pocas líneas se propone como una tarea imposible desde el inicio.
Ya en sus comienzos, asociada con la filosofía hasta lograr la autonomización Wundtiana1 del siglo XIX, la búsqueda de posicionar a la psicología dentro del campo científico se ha desarrollado abarcando un espectro casi infinito de perspectivas, de fundamentos, teorías, etc., dando lugar a diversas corrientes y escuelas. Esta diversidad germinal ha sido polemizada cíclicamente, orientándose a la unidad o al eclecticismo.
El campo disciplinar de la psicología se presenta actualmente heterogéneo y aquí referiremos un esbozo de algunas de las principales corrientes que a lo largo del desarrollo de la disciplina establecieron sus propios conceptos, maneras de investigar y métodos de trabajo.
El psicoanálisis
Sigmund Freud (1856-1939), fundador del psicoanálisis, desarrolla su teoría sobre el psiquismo y el tratamiento de sus alteraciones en la misma época en la que la psicología se construye como ciencia independiente (finales del siglo XIX y primeras décadas del XX). El psicoanálisis tiene su propio desarrollo, ortodoxia y cismas, y ha conocido enfrentamientos tanto en su interior como con otras teorías psicológicas. Su impacto ha sido enorme: en el lenguaje del hombre de la calle, en la idea que tenemos del ser humano y, naturalmente, en la propia psicología.
Podemos pensar al psicoanálisis desde una multiplicidad de perspectivas y abordajes: Es un método de investigación basado principalmente en la interpretación de la asociación libre y con el objetivo de hacer accesibles los significados inconscientes manifiestos en palabras, sueños, actos, fantasías, chistes, olvidos, etcétera. Su tesis esencial se refiere a que el psiquismo no se reduce a lo consciente.
Gestalt
La psicología de la Gestalt impulsó investigaciones en el campo de la percepción, de la figura fondo, influyendo en el campo de la psicología infantil, social, educativa y clínica. En 1912, en Alemania, Max Wertheimer (1880–1943), utilizando como sujetos a dos colegas, Wolfgang Köhler (1887-1976) y Kurt Koffka (1886-1941), estudia el “fenómeno Phi”2. Para explicarlo, sostuvieron que los sujetos no experimentan sensaciones simples y luego las combinan para formar otras más complejas, sino que perciben directamente configuraciones complejas como una totalidad y que, en cambio, el análisis de los elementos es posterior. Una Gestalt es por tanto una configuración que no se reduce a la superposición de elementos que la forman, sino que posee cualidades en tanto que una totalidad, y la modificación de un solo elemento puede cambiar la Gestalt en su conjunto.
Psicología cognitiva
La mayoría de las personas jamás se preguntó cuál es el proceso que nos lleva a abrir los ojos y poder ver el mundo. A pesar de ello, preguntas acerca de cómo hacemos para ver, atender, recordar, pensar, escribir o ser conscientes de nuestras emociones han sido de gran interés para filósofos y académicos desde hace 2500 años aproximadamente. La psicología cognitiva estudia aquellos procesos mediante los cuales los seres humanos conocemos el mundo (social, biológico y físico) y elaboramos conocimiento a partir de él.
Psicología humanista
Como movimiento de psicología organizado, se gesta durante las décadas cincuenta y sesenta del siglo XX, sometido a influencias de tres tipos: filosóficas, sociales y culturales, y propiamente psicológicas. Los integrantes del movimiento comparten el afán por centrarse en la persona y en características distintivas y específicamente humanas como la decisión, la creatividad, la autorrealización, etcétera.
Carl Rogers (1902-1987), uno de los autores más conocidos del movimiento humanista, sostiene que el ser humano nace con una tendencia realizadora que, si la infancia no la estropea, puede dar como resultado una persona plena: abierta a nuevas experiencias, reflexiva, espontánea y que valora a otros y a sí mismo. La persona inadaptada tendría rasgos opuestos: cerrada, rígida y despreciativa de sí misma y de los demás.
¿Qué es la psicología, entonces?
¿Podemos hablar de varias psicologías sin caer en un descomprometido y ecléctico relativismo teórico o sostener la ilusión de la unificación que niega los límites y diversidades propios de un campo en el cual coexisten diversos enfoques y maneras de hacer? ¿Es verdad que existen tantas psicologías como psicólogos? ¿O tantas terapias, cuanto terapeutas y pacientes puedan generarse dentro de ese único e irrepetible espacio terapéutico?
Muchas más todavía son las preguntas acerca del ejercicio del rol o de la ética que como profesionales de la salud e investigadores traspasa nuestro quehacer, ya que de nuestro compromiso con el otro y con los otros, llamado clínica, depende el avance científico de la psicología como disciplina.
El campo psicológico ha sido particularmente prolífico en el análisis de los resortes que anudan la práctica profesional a sus determinaciones sociales, permitiendo que nos interroguemos sobre la relación entre prácticas y ética y entre ética y política, no solo con un carácter retrospectivo –reparación de estructuras dañadas y ejercicio de la memoria de lo sucedido– sino prospectivo, en la búsqueda de una mejor comprensión de los alcances y límites de los instrumentos teóricos y técnicos con los cuales contamos.
La diversidad presente en este campo, que contiene más de un cofre, es la oportunidad de abrirse a la interlocución con otros modos de hacer, otro tipo de experiencias, que le permitan a la psicología reflexionar sobre lo que se hace tanto dentro de los consultorios como de las paredes disciplinares.
Artículo publicado en la edición Nº 629 de la revista Ciudad Nueva.
1. Wilhelm Wundt hizo de la introspección el principal método del laboratorio de psicología. Afirmó que la psicología es la ciencia de la experiencia y que esta debe desarrollarse sin recurrir a la metafísica.
2. Consistía en situar dos bombillas en una habitación que permanecía oscura; primero se encendía durante un instante la bombilla del lado izquierdo y luego se apagaba; un minuto después se encendía la de la derecha. Como resultado, el observador percibía dos luces que se encendían sucesivamente. Pero si la diferencia temporal entre los dos encendidos se hacía más corta, llegaba un momento en que los sujetos creían ver una sola luz que se desplazaba de izquierda a derecha, produciéndose una sensación de movimiento puramente aparente.