Los ataques de las tropas rusas en Ucrania no se detienen. El cerco sobre Kiev se hace cada vez más estrecho. Los rusos avanzan desde el norte, atacando poblaciones como Irpin o Bucha, pero también desde el sur, donde los bombardeos han golpeado la localidad de Vasilkov.
En Ucrania, los hombres entre 18 y 65 años están obligados a quedarse en el país. Muchos de ellos se unen a la guerra, mientras otros apoyan en voluntariados o con la logística. Entonces, las mujeres emigran del país solas con sus hijos. Esto da lugar a escenas de despedida llenas de tristeza e incertidumbre. Estas damas cargan con la responsabilidad de cuidar de los niños, sin saber si volverán a ver a sus parejas, padres y amigos.
Alrededor de 3 millones de personas han salido de Ucrania en lo que sería la peor crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Polonia ha recibido a casi la mitad de estas personas, siendo Hungría la segunda nación más receptiva.
Entre los que dan una mano, también hay latinoamericanos que ayudan a los refugiados
Desde que estalló la guerra, José Jesús Pacheco ha estado en la primera línea de la ayuda humanitaria desde la parroquia en la que trabaja junto a otro seminarista ucraniano y al párroco polaco local. José Jesús es venezolano, desde hace 9 años vive en Ucrania, y colaboró para dar refugio a miles de desplazados por el conflicto bélico.
El Kremlin pidió a los ciudadanos rusos apoyar al presidente Vladimir Putin, en lo que sigue calificando como una “operación militar especial”. Sin embargo, infinidad de ciudadanos rusos se oponen a la guerra y resultan arrestados por expresar su rechazo.
En los medios de comunicación, quienes difundan lo que el Gobierno considere como noticias falsas sobre el Ejército pueden enfrentar hasta 15 años de cárcel. Circunstancias que han provocado el éxodo de ciudadanos rusos, que buscaron refugio en otras naciones.
Claro, como en toda guerra, la primera víctima es la verdad.