La pandemia del COVID-19 ha revertido varios de los logros alcanzados en la lucha contra la tuberculosis. Después de salvar la vida de 66 millones de personas desde principios de siglo, y por primera vez en más de una década, el año 2020 aumentó la mortalidad asociada a la enfermedad.
Además de la aparición del coronavirus, los conflictos de Europa del este, África y Oriente Medio, complicaron la situación que viven los grupos de población más vulnerables.
Debido a esto y en consonancia con el Día Mundial de la Tuberculosis, celebrado el 24 de marzo, la OMS solicita que se aumenten urgentemente las inversiones, las ayudas, la atención y se incremente la información en el combate contra esta afección.
Las cifras que presenta la agencia sanitaria de la ONU hablan por sí solas. La inversión mundial en prevención, diagnóstico y tratamiento de la tuberculosis en 2020 no llegó ni a la mitad de la meta mundial prevista para 2022, que asciende a 13.000 millones de dólares anuales. Además de ese monto, se necesita destinar otros 1.100 millones a la investigación y el desarrollo.
Según la información con la que cuenta la Organización, las inversiones en programas contra la tuberculosis demostraron ser beneficiosas no sólo para las personas que sufren la enfermedad, sino también para los sistemas de salud y la preparación para las pandemias
“A partir de las lecciones aprendidas en la investigación de COVID-19, es necesario catalizar la inversión y la acción para acelerar el desarrollo de nuevas herramientas, especialmente de nuevas vacunas contra la tuberculosis”, afirma la OMS.
Escasa financiación
En estos momentos, y debido principalmente a la falta de financiación, es posible que no se alcancen ni las metas de la declaración política de la reunión de alto nivel de las Naciones Unidas establecidas para 2022.
Los tratamientos contra la tuberculosis entre 2018 y 2020 alcanzaron a 20 millones de personas, una cifra que solo cubre la mitad de los 40 millones previstos en la meta fijada para el periodo comprendido entre 2018 y 2022.
Durante este último lapso se administraron tratamientos profilácticos contra la enfermedad a 8,7 millones de personas, es decir, solamente al 29% de los 30 millones previstos.
El cuidado de la juventud
En este sombrío panorama, la situación para los niños y adolescentes que sufren la enfermedad todavía es más complicada.
La Organización estima que en 2020 un 63% de los niños y los adolescentes menores de 15 años con tuberculosis no recibieron tratamiento o no consta que se les hayan brindado los servicios de diagnóstico y tratamiento contra la enfermedad.
El porcentaje fue aún más elevado, un 72%, para los niños menores de 5 años. Casi dos tercios de los niños de esa edad que cumplían los requisitos adecuados no recibieron tratamiento preventivo contra la tuberculosis y, a consecuencia de ello, corren el riesgo de enfermar.
Además, cabe recordar que la COVID-19 afectó desproporcionadamente a los niños y adolescentes con tuberculosis o que corrían riesgo de contraerla, ya que aumentó la transmisión en sus hogares y tuvieron menos oportunidades para acudir a un centro de salud.
Coincidiendo con la efeméride, la agencia sanitaria pide a los países que restablezcan con urgencia el acceso a los servicios de atención a la tuberculosis para todas las personas que los necesitan y, sobre todo, para los niños y adolescentes, tras las interrupciones causadas por la pandemia de COVID-19.
La tuberculosis continúa siendo una de las enfermedades infecciosas más mortíferas. Más de 4100 personas pierden a diario la vida y cerca de 30000 contraen esta enfermedad que se puede prevenir y curar.
Pautas actualizadas para atender los niños y adolescentes con tuberculosis
Las orientaciones incluyen nuevas recomendaciones sobre el diagnóstico, la prevención y el tratamiento centrados en el paciente:
- Se recomiendan las pruebas moleculares rápidas para diagnosticar inicialmente la tuberculosis en los niños y adolescentes.
- Se recomienda tratar durante 4 meses, en vez de 6 meses, a los niños y adolescentes que presenten formas no graves de tuberculosis farmacorresistente; del mismo modo, se recomienda una pauta terapéutica de 6 meses de duración para la meningitis tuberculosa, en vez de los 12 meses aconsejados hasta el momento. De este modo, se centra la atención en el paciente y se reducen los costos para los niños, los adolescentes y sus familias.
- Se recomienda utilizar bedaquilina y delamanid, dos de los nuevos fármacos disponibles para tratar la tuberculosis farmacorresistente, en los niños de todas las edades, con el fin de que puedan tomar estos tratamientos orales con independencia de su edad.
- También se recomiendan nuevos modelos de atención integrada y descentralizada a la tuberculosis que permitirán prestar prevención y tratamiento a los niños y adolescentes, más cerca de sus domicilios.