Editorial de la revista Ciudad Nueva del mes de enero/febrero.
El inicio de cada año es siempre una buena ocasión en la que muchos logran frenar el vertiginoso ritmo cotidiano y recargar energías, sobre todo al culminar un nuevo año en el que el contexto de pandemia, más allá de las mayores flexibilidades y posibilidades de contacto con otros, le ha añadido un cierto grado de estrés y tensión. Sobre todo para quienes han padecido las consecuencias del covid en carne propia o entre sus seres queridos.
Aprovechando este tiempo de mayor calma, la intención de estas páginas es ofrecer diferentes miradas sobre el vínculo entre la ciencia y la fe, en relación también con la naturaleza. Un vínculo que sin dudas también creció durante la pandemia. Desde aquel lejano –pero cercano emocionalmente– marzo 2020 se ha dado la oportunidad de que la ciencia tomara las riendas de los estudios de lo que acontece a la humanidad de hoy, con el plus que la religión siempre aporta para intentar comprender espiritualmente el sentido de los dolores que aquejan a la familia humana.
Sin dudas la propuesta de esta edición no es una mirada acabada del tema, el cual ameritaría cientos de páginas para abordarlo con mayor profundidad. No obstante, los aportes de diferentes científicos nos ayudan a comprender el diálogo creciente entre estos aspectos que atraviesan la realidad de cada persona.
Y así como este tiempo es propicio para el descanso, también se presenta como una ocasión para trazar nuevos horizontes y generar proyectos que nos ayuden a navegar nuevos mares.
En este camino de unidad que elegimos seguir desde siempre, Ciudad Nueva se lanza a un gran desafío: editar en conjunto con otras redacciones una única revista que atraviese fronteras. Junto con Chile, Paraguay y Uruguay –estos dos últimos países cuentan con una publicación de más de 40 años– realizaremos una misma edición con contenido generado desde cada lugar pero destinado a los lectores de toda esta parte sur del mundo.
Se trata de un paso que implicará mucho empeño, dedicación y coraje para crecer siempre más en una unidad que es fruto de la diversidad y del diálogo, enriquecida por el aporte de cada cultura.
Comenzamos un nuevo año con el entusiasmo de siempre y los sueños renovados para seguir difundiendo el ideal de Chiara Lubich y que le llegue a cada vez más personas. Contamos con el apoyo, acompañamiento y exigencia de cada uno de nuestros lectores y suscriptores. ¡Buen comienzo de 2022 para todos!
Artículo publicado en la edición Nº 638 de la revista Ciudad Nueva.