Siria: muchas novedades en el frente

Siria: muchas novedades en el frente

La reunión entre el presidente turco Erdogan y su par ruso Putin ha impulsado un realineamiento de Turquía respecto del conflicto en Siria.

Seguir sólo las principales noticias del mainstream informativo no aporta muchos datos para comprender el giro de los hechos a partir de la reconciliación entre el presidente turco Erdogan y su par ruso Putin.

Para la gran parte de los medios, hasta el lenguaje sigue las orientaciones de los servicios de inteligencia acerca de cómo presentar la guerra en Siria: el ejército regular sirio sitia y bombardea a sus propios ciudadanos en Alepo, las fuerzas mal llamadas moderadas y los milicianos kurdos los “liberan”. En realidad, se combate una guerra sin cuartel, en un territorio en el que han ingresado fuerzas extranjeras violando la soberanía siria y grupos yihadistas vinculados a Al Qaeda y otras organizaciones radicalizadas. Supuestamente, el enemigo común es el Isis (o Daesh en su acrónimo despreciativo en árabe), más real es el intento de hacer con el control de porciones de territorios en un contexto cambiante, en el que frecuentemente es difícil establecer quién es aliado de quién. Es lo que se ha visto en estos cinco años de guerra.

Desilusionado de sus aliados occidentales, aparentemente partidarios del intento de golpe perpetrado este mes, el presidente Erdogan vuelve a acercarse a Moscú, aliado de Damasco y del presidente sirio Bashar al-Assad. Qué se habrán dicho Putin y el presidente turco es difícil saberlo, ya lo dijimos, pero los efectos no tardaron en notarse y son indicativos de un realineamiento importante que coloca a Turquía entre Irán y Rusia, si no en la defensa al menos en dejar de hostigar al régimen sirio y apoyando al yihadismo (que incluía al propio Isis).

Un signo de este cambio ha sido el encuentro entre los cancilleres de Irán y de Turquía inmediatamente después de la reunión en San Petersburgo. El jefe de la diplomacia turca anunció la disponibilidad de su país a apoyar Irán en la búsqueda de una solución al conflicto sirio, donde Teherán mantiene una presencia militar y de milicianos chiitas. En concreto esto implica, para Ankara: abandonar el tema de una renuncia de Al – Assad como condición previa para negociar un acuerdo de paz y también abandonar la propuesta de una partición del territorio sirio en áreas de influencia. Es de suponer, que esto supondrá negar la posibilidad de un territorio kurdo en Siria, idea que habría supuesto asignar a dicha minoría territorios turcos. Puede que los kurdos deberán conformarse con la autonomía territorial obtenida en Iraq, pero eso está lejos de un Estado independiente kurdo.

A su vez, en el frente militar el realineamiento de Erdogan supone el fin del apoyo desde Turquía para el reabastecimiento de los yihadistas. Irán acaba de permitir el uso de una base militar para los ataques de aviones rusos de mayor envergadura, lo cual reduce la distancia a recorrer en 1200 km dando más efectividad a los ataques. Eso permite al ejército de Damasco y a sus aliados mayor efectividad en las dos ofensivas en curso: la que intenta liberar la ciudad de Alepo y la roca fuerte Isis en Raqqah. Las bajas numerosas padecidas por los sirios han obligado a concentrar el mayor esfuerzo en Alepo. De conseguirse estos dos objetivos, es muy posible que el esfuerzo final, en el otoño boreal, se concentre entre Deir az Zor e al-Qaim, en la frontera con Iraq donde parece que el Isis se estaría concentrando.

Los objetivos en juego de este giro político son múltiples: llegar a fin de año con una nueva ronda de negociaciones para finalizar un conflicto que incrementa la inestabilidad de la región, poner fin a las filtraciones de terroristas que han azotado Turquía en estos meses, reasignar a Ankara un nuevo rol en la región más en sintonía con Teherán y Moscú, reanudar el comercio con Moscú y quizás una menor presencia rusa en el Mar Negro, una aspiración turca.

A esto se agrega la disponibilidad de China a brindar apoyo y entrenamiento al ejército sirio y los movimientos del Gobierno del Reino Unido para un acercamiento con Moscú luego de años de distanciamiento y críticas. Algo se mueve y promete un reacomodamiento que puede favorecer la esperanza de paz. Sin duda, se habría pensado que hubieran bastado las razones humanitarias para promover iniciativas de este tipo.

En medio de una vergonzosa ambigüedad de la gran parte de los actores de este conflicto, son casi buenas noticias.

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