El obispo de Lomas de Zamora y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Lugones SJ, presentó en un coloquio internacional de la Unesco el proyecto Cuidadores de la Casa Común (CCC), inspirado en la encíclica Laudato si’ para la integración de jóvenes en situación de vulnerabilidad social.
El prelado viajó a París para participar, junto con otros 400 referentes mundiales del Coloquio Internacional sobre “El trabajo en una transición ecológica solidaria” que se llevó a cabo esta semana en la sede parisina de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), y estuvo coordinado por el Centro de Investigación y Acción Social (Ceras) de la Compañía de Jesús en Francia y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El papa Francisco envió un mensaje a los participantes del coloquio, en el que alentó a “decir no a una economía depredadora que convierte al trabajador en esclavo”.
En su mensaje leído por monseñor Francesco Follo, representante de la Santa Sede ante la Unesco, el pontífice subrayó que “una situación social indigna llama a una revolución cultural valiente” y que advirtió que “ante las amenazas que pesan sobre el medioambiente, es necesario promover un nuevo estilo de vida”.
Por su parte, en su exposición, monseñor Lugones presentó el proyecto “Cuidadores de la Casa Común”, al que definió como “una forma creativa de gestar trabajo digno” para jóvenes con derechos básicos vulnerados.
“Los sujetos protagonistas de esta experiencia son jóvenes cuyos derechos básicos son vulnerados y sufren los padecimientos propios de la cultura del descarte. No tienen posibilidades de estudio y ni de trabajo, algunos están judicializados, a quienes más golpean las políticas neoliberales que devastan la región”, sostuvo, y agregó: “Es una forma creativa de gestar trabajo digno en la transición ecológica y solidaria”.
La presentación de monseñor Lugones se dio en un panel que compartió con monseñor Bruno Marie Buffé, secretario del Dicasterio para el Servico del Desarrollo Humano Integral, y Anna Biondi, referente de la OIT.
“Venimos del fin del mundo, como el papa Francisco”, comenzó monseñor Lugones su alocución, recordando las primeras palabras de Jorge Bergoglio cuando fue elegido Papa.
Como presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, el obispo argentino recordó el camino desarrollado por esta pastoral desde hace varios años; el impulso que ha tomado con Laudato si’; advirtió sobre el extractivismo -tema de preocupación ya manifestado en otras oportunidades- y contó el sentido que dio origen a los CCC.
“En la pastoral argentina, recibimos a los sindicatos, los trabajadores, a las organizaciones sociales”, ya que “el Papa aboga por el diálogo, por la amistad y la paz social”, destacó el obispo. “Ante la desesperación del desempleo en la Argentina y el cierre de fábricas, propusimos a los laicos construir lugares de reunión, mesas de trabajo”, agregó.
Al publicarse la encíclica, y empezar a difundirla, “surgió la idea de transmitírsela especialmente a los jóvenes”, y así surgió el movimiento CCC, porque “queríamos responder al llamado del Papa de reunir a toda la familia humana en la casa común para el desarrollo humano integral”.
Y describió el proyecto en el que hoy participan 3.000 jóvenes de todo el país, y cuyo objetivo es generar trabajo digno para estos que están en situación de precariedad, “jóvenes que sufren la cultura del descarte, a quienes golpea duramente la política neoliberal que asola la región y a los que, en el mejor de los casos, les ofrece trabajos indignos y degradantes”.
“Los cuidadores tratamos de responder al desafío y no bajamos los brazos, siguiendo al Papa que nos invita a dar un alma a la economía”, sostuvo. Y además porque “necesitamos un nuevo paradigma, para gestionar una nueva civilización”.
El manifiesto final del coloquio, que se conoció al cierre del encuentro, sostuvo que “el trabajo no puede seguir siendo una mercancía y debe ser protegido en nombre de la dignidad humana”.
Fuente: AICA