En el partido de ida por la semifinal de la Copa Libertadores, River fue muy superior en el juego y derrotó 2 a 0 a Boca. El encuentro de vuelta será el 22 de octubre en la Bombonera.
Difícilmente otro River-Boca tenga el nivel de dramatismo que tuvo el del 9 de diciembre de 2018 en Madrid. Sin embargo, que los dos equipos más populares de la Argentina se midan en una semifinal de Copa Libertadores despierta una expectativa que pocos acontecimientos deportivos pueden lograr.
En los últimos 5 años, desde que Marcelo Gallardo es el entrenador millonario, se han vivido diversos superclásicos, y aquellos que tuvieron características definitorias, siempre terminaron a favor de River. Llámese Copa Argentina, Supercopa Argentina, Copa Sudamericana o Copa Libertadores, los de Núñez han salido victoriosos y han transformado este tipo de partidos en el gran desafío para los xeneizes.
Claro que lo ocurrido poco menos de un año atrás en el Bernabeu fue la espina mayor, que costará mucho quitarse. ¿Jugará esta historia reciente en la cabeza de los jugadores de Boca? Difícil saberlo, pero lo cierto es que River entiende como nadie este tipo de desafíos y parece que sacara su mejor versión cuando ve la camiseta azul y amarilla en frente.
Los 90 minutos de la noche del martes fueron una muestra de la superioridad que los conducidos por Gallardo tienen sobre su archirrival. En el resultado pero fundamentalmente en el juego, River evidenció que sus piezas están muy ensambladas y que, a pesar de diferentes modificaciones en los planteles, las ideas no se pierden. Al contrario, parecerían enriquecerse con el paso del tiempo.
Claramente la apertura del marcador a pocos minutos del inicio con el tanto de penal de Rafael Borré (por indicación correcta del VAR) trastocó los planes de Boca que, desde que Gustavo Alfaro es el técnico, piensa más en mantener en cero su arco que desequilibrar en el contrario. Le había dado resultado en el pobre 0 a 0 de algunas semanas atrás en la Superliga, pero el poderío colectivo e individual de River lo pasó por encima.
La ratificación del momento que viven los de Núñez se produjo en el segundo tiempo, en el que apareció la mejor versión de Nacho Fernández, el actual cerebro riverplatense dentro del campo, que interpreta y ejecuta a la perfección las ideas del entrenador. En sus pies nació y concluyó la jugada del segundo gol, que le dio un buen margen en el marcador de cara a la revancha en la Bombonera dentro de tres semanas.
River dio un paso importante. En el resultado, pero también en el aspecto mental y emocional, los tres aspectos que justamente tendrá que revertir Boca. No será fácil, aunque la llave aún está abierta y en el fútbol todo puede suceder.