El presidente Evo Morales solicitó la intervención del papa Francisco en el caso de 9 funcionarios bolivianos detenidos en la frontera. Los tonos y los argumentos no acompañan las declaraciones de voluntad de diálogo.
No son tiempos de buenas relaciones entre Bolivia y Chile. Los dos países mantienen un contencioso ante la Corte Internacional de la Haya en el tema del acceso soberano al mar de Bolivia. El Gobierno de Evo Morales sostiene que hubo ofrecimientos en el pasado por parte de Chile que determinan “derechos expectaticio”, desde Santiago se responde que hay tratados internacionales que han zanjado el tema. En este marco, Bolivia también protesta por el uso de las aguas del Silala, que La Paz considera nacientes de aguas y Santiago un río internacional que permite beneficiarse de ese recurso.
A fines de marzo, un episodio todavía no suficientemente claro ha contribuido a tensar todavía más las relaciones. Chile procedió a arrestar a 7 funcionarios de aduana y dos militares bolivianos sorprendidos en territorio nacional cuando, según los investigadores chilenos, se dedicaban a robar camiones. La Paz, por su parte, sostiene que el grupo fue capturado en territorio boliviano mientras realizaban actividades anticontrabando.
Desde entonces, el grupo ha sido recluido en una cárcel del norte de Chile y es la Justicia la que ha tomado cartas en el asunto. El episodio ha provocado hechos polémicos, ministros bolivianos que pretendieron ingresar a Chile sin previamente avisar a las autoridades de la cancillería, como es de protocolo, lo que ha motivado la reacción del Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, que ha reintroducido las visas incluso para las autoridades bolivianas que pretendan ingresar al país. Sobre la base de estas disposiciones, y en reacción a declaraciones polémicas de altos funcionarios bolivianos, se les ha negado el ingreso a los presidentes de Diputados y del Senado para visitar a los arrestados.
El presidente Evo Morales decidió acudir al papa Francisco para que interceda en la liberación de los 9 detenidos y solicitó el envío de un delegado papal para que verifique las condiciones carcelarias de los detenidos. Para el 25 de este mes está prevista la audiencia del juzgado de garantía en la que se solicitará rever la prisión preventiva.
Morales detalla en su carta al Papa el episodio que condujo a la detención del grupo. Y también señala supuestos abusos y actitudes discriminatorias contra los familiares de los presos cuando realizaron sus visitas, que fueron denunciadas. Santiago, fiel al uso estricto de argumentos jurídicos, responde que en el marco de la separación de poderes del Estado de derecho, la Justicia chilena es la que está a cargo de este episodio que califica de “policial”.
El tema de fondo, es que se han extraviado las bases para un verdadero diálogo entre las autoridades. Los dichos y las decisiones políticas son más interpretados que analizados en su contexto, aumentando las diferencias. La movilización de un cuerpo de elite boliviano en la lucha al contrabando es considerado un “movimiento de tropas en la frontera”, y provoca declaraciones, aunque prudentes y respetuosas, del canciller chileno. Cabe preguntarse si no ha sido una reacción demasiado apresurada. La acción de los jueces chilenos que están a cargo de la situación del mencionado grupo de detenidos, es calificada como acto agresivo y discriminatorio sin más…
No es el camino para instalar el clima propicio para analizar las diferencias existentes entre los dos países, separados por la historia pero cada vez más unidos por el destino común de un mundo en el que para progresar es clave colaborar en el desarrollo y complementarse en cuanto a potencialidades. Bolivia y Chile siguen defendiendo su razón mirando al pasado, sin encontrar motivos de diálogo mirando al futuro y, por sobre todo, sin centrarse en el objetivo del bien común.
Creo, y de acuerdo a lo aprendido en mi etapa escolar, que es insoslayable que Chile debe ceder un corredor de salida al mar a Bolivia. No voy a desarrollar todos los antecedentes históricos porque sería algo extenso y exhaustivo; pero si diré que a nivel político Chile sabe que debe reconocer que debe restituir al menos una porción razonable de litoral marítimo a Bolivia, de lo contrario los ahoga económicamente, y la convivencia en paz no será posible. Lo razonable sería que lleguen a un acuerdo amigable y superador No pueden continuar esta escalada, y saben bien que Bolivia no se resignará a no tener salida al mar.