El comienzo de una nueva estación.
En la oscuridad, y bañado en savia, sentí que ya tenía calor. Me pregunté: ¿será que ya puedo brotar?, haciendo un esfuerzo como si me estuviera desperezando, me animé a salir.
¡Que sorpresa!
Estaba rodeado de compañeras, que se mecían, como dándome la bienvenida. Valía la pena el esfuerzo, esto es un espectáculo maravilloso: Flores de todos los colores, matices de verde: no hay uno igual a otro, trinos de alegría: por poco me pisan revoloteando a mí alrededor.
No hay duda “estalló” la Primavera. No me importa que sea la primera y la última para mí. Si no me hubiera animado a brotar no la conocería. Y ahora estoy aquí encantado, a la espera de crecer… ¡Cuanta curiosidad!
¿Qué flor seré? ¿Qué colores tendré? ¿Y mis frutos? Todo está comenzando… pero mi “espera” es distinta a la de antes, ahora sé que hago parte de algo maravilloso, me siento amado por “Alguien”, que sabe para qué me creó.
Nota: ¡Hola! Ahora, apenas abierto, oigo desde muy dentro una voz que me dice: “preséntate”. Por eso que les cuento que soy un “clavel rojo”.