Fotografía de calle
David Gibson, un reconocido fotógrafo y escritor del Manual de Fotografía de calle, redefine este tipo de fotografías con un nombre alternativo: “Fotografía perdida”, pues dice que los fotógrafos de calle necesitan perderse.
Esta definición me impactó. Siendo una fotógrafa amateur me identifiqué con ese estado mental de perderse, donde el tiempo se detiene en la imagen que se encuentra, en ese gesto, en ese acto único del momento donde sencillamente la vida transcurre en la simpleza de la cotidianidad.
La palabra ‘calle’, en sí misma, sugiere esta autenticidad: es “astuta”, tiene actitud, pero al mismo tiempo los espacios públicos pueden ofrecer una amplia variedad de momentos humanos conmovedores.
La energía de la fotografía de calle varía de una ciudad a otra a lo largo y ancho el mundo, pero el potencial está siempre allí.
Esta fotografía es casi un rito de iniciación, refiere un conocimiento secreto que solo se puede experimentar practicándolo.
El fotógrafo resalta lo quiere ver y excluye lo que le parece poco interesante.
Si juntos hiciéramos un ejercicio frente a las fotos que tenemos delante de nosotros podríamos descubrir las diferentes miradas que cada uno expresa ante la misma imagen. ¿Qué miramos? ¿Desde dónde? Miradas diferentes que harán que la foto esté en construcción todo el tiempo, fantasías y tantas historias que podrá disparar en cada uno. ¿Por qué? Porque somos diferentes, y seguramente cada uno o juntos podríamos descubrir la riqueza infinita que construyen las miradas sobre cada fotografía.
¡Intenten jugar! Imaginando la historia detrás de cada foto. Como en la vida, las miradas diversas conforman un tejido de colores donde podrán disfrutar de las miradas con las que jueguen. Es un buen momento para recrearse con ese juego de miradas, en esta simple fotografía de calle.
Texto y fotografía: Marisa Varela (trabajadora social y fotógrafa amateur).
Publicado en la edición Nº 621 de la revista Ciudad Nueva
