Luego del Ángelus del domingo 31 de octubre, el Santo Padre se refirió a las lluvias intensas y prolongadas de las últimas semanas en Vietnam, que causaron grandes inundaciones, con miles de evacuados. Su oración y su pensamiento se dirigen a las muchas familias que sufren. También se manifestó cercano a las poblaciones de Sicilia afectadas por el mal tiempo, y tiene presente a la población de Haití, que vive en condiciones extremas.
En su pedido fue explícito: “Les pido a los líderes de las naciones que apoyen a este país, que no lo dejen solo. Y vosotros, al regresar a casa, buscad noticias sobre Haití y rezad, rezad mucho. Estaba viendo en el programa “A Sua Immagine”, el testimonio de un misionero camiliano en Haití, el Padre Massimo Miraglio, las cosas que decía… cuánto sufrimiento, cuánto dolor hay en esta tierra, y cuánto mucho abandono”.
Tuvo una mención para los beatos españoles Francisco Sojo López, Millán Garde Serrano, Manuel Galcerá Videllet y Aquilino Pastor Cambero, sacerdotes de la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús, todos asesinados por odio a la fe. Pastores celosos y generosos, que durante la persecución religiosa de los años treinta se mantuvieron fieles al ministerio incluso a riesgo de sus vidas.
Cerró su mensaje, citando a la cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP26, que empezó a sesionar desde el domingo 31 de octubre, y se prolongará hasta el viernes 12 de noviembre. Invitó a orar para que se escuche el grito de la tierra y el grito de los pobres; para que este encuentro pueda dar respuestas efectivas ofreciendo esperanzas concretas a las generaciones futuras. ¡Sea!