El próximo martes los dos presidentes habrían comenzado a renegociar el tratado de libre comercio vigente. Los modales del mandatario estadounidense motivaron la decisión de su par mexicano.
La actitud del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, respaldada por su equipo de asesores y sus votantes, no ha sido la más apropiada para discutir en buenos términos los temas migratorios y comerciales con México. Eso le ha valido la cancelación de la reunión prevista para el 31 de este mes con el presidente Enrique Peña Nieto.
Por lo general, el flamante presidente de un país suele visitar a sus vecinos. Trump en cambio reclamó la rápida presencia de representates del Ejecutivo mexicano para coordinar la reunión con su par, lo que ya de por sí cayó bastante mal. Pero mientras se realizaban las reuniones para coordinar la reunión primero anunció el decreto para la construcción del muro entre los dos países, ratificó que México deberá pagarlo, endureció las medidas migratorias y, además, amenzó con aplicar un impuesto (ilegal y contrario a las normas del tratado de libre comercio vigente) del 20 por ciento a las importaciones mexicanas. Fue suficiente que, por una cuestión de elemental dignidad, el presidente Peña Nieto cancelara su visita a los Estados Unidos.
“Si México no está dispuesto a pagar el tan necesario muro, entonces sería mejor cancelar la inminente reunión (con Peña Nieto)”, señaló Trump en su cuenta personal de Twitter, que sigue usando incluso en una relación que normalmente debería utilizar los canales diplomáticos.
Peña Nieto también respondió a través de Twitter: “Esta mañana hemos informado a la Casa Blanca que no asistiré a la reunión de trabajo programada para el próximo martes”.
“A menos que México vaya a tratar a Estados Unidos de forma justa, con respeto, esa reunión sería estéril y quiero seguir una ruta diferente. No tenemos opción”, sostuvo Trump, quien considera que sería justo y respetuoso aceptar hacerse cargo del costo del muro divisorio, estimada por encima de los 10.000 millones de dólares y hasta 15.000.
Por otra parte, los expertos consultados acerca del posible impuesto a las importaciones mexicanas, que el propio Ejecutivo estadounidense más tarde calificó de una hipótesis, sostienen que sería ilegal, objeto de un recurso ante la Organización Mundial del Comercio, dañina y obsoleta como tipo de intervención. “No logro entender qué pasa por la cabeza de los asesores de Trump”, sostuvo al diario español El País Ignacio Bartesaghi, director del departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica del Uruguay.
En el marco del tratado de libre comercio (NAFTA) vigente, y que ingloba también a Canadá, los Estados Unidos absorben más del 80 por ciento de las exportaciones mexicanas y eso les significa un déficit comercial con México que asciende a 60.000 millones de dólares anuales.
En la reunión cancelada se debería haber abordado la renegociación de este acuerdo (Canadá ya ha dado muestras que en ello seguirá a los Estados Unidos, su tradicional aliado estratégico), que Trump considera perjudicial para la economía de su país.
Sin embargo, la diplomacia no parece ser el camino preferido por el mandatario estadounidense. Lo que no promete nada bueno para el comercio mundial.
lLA TORPEZA Y LA NECEDAD SON SUSTITUTOS DE LA DIPLOMACIA CUANDO UNA NACIÓN SE RESISTE A REACOMODARSE EN LOS NUEVOS ESCENARIOS POLÍTICOS MUNDIALES, Y SOLO APORTAN TRASTORNOS Y MÁS DECADENCIA. La actitud de Trump para con Peña Nieto es insostenible, torpe, grosera. Yo compro, ustedes pagan, te venís calladito y en lo posible arrastrandote. Yo creo que no merece consideraciones.