Para Bolsonaro el nazismo fue un movimiento de izquierda

Para Bolsonaro el nazismo fue un movimiento de izquierda

El presidente de Brasil no tiene dudas puesto que se trataba del Partido Nacional Socialista. ¿Habla por ignorancia o cálculo político?

Durante su visita oficial a Israel, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, también estuvo en el Museo del Holocausto Yad Vashem, donde encabezó una ceremonia en la que encendió una antorcha y entregó un ramo de flores en la Cripta del Recuerdo en memoria de los seis millones de judíos exterminados por el nazismo. El mandatario está estrechando lazos económicos con el gobierno de Benjamín Netanyahu y ha anunciado la apertura de una oficina comercial en Jerusalén.

Sin embargo, al salir del museo, el mandatario brasileño dio una clara muestra de su confusión conceptual acerca de los movimientos políticos al concluir que “no hay duda” de que el nazismo fue un movimiento de izquierda. Durante una entrevista grupal a varios medios, cuando le preguntaron si estaba de acuerdo con su canciller, Ernesto Araújo, quien hace poco repitió en su blog que “el fascismo y el nazismo son fenómenos de izquierda”, Bolsonaro respondió: “No hay duda. Partido Socialista. ¿Qué otra cosa si no?… Era el Partido Nacional Socialista de Alemania (¡sic!)”. El presidente reincide en esta confusión. Durante la campaña electoral del año pasado, cuando ganó las elecciones, también comparó comunismo con nazismo y prometió declarar ilegal todos los movimientos sociales y las fuerzas políticas que se identificaran con las ideas comunistas.

La afirmación de Bolsonaro es grave y no solo no es compartida por el propio centro de investigación del museo israelí, sino que carece de toda evidencia histórica y conceptual. El movimiento nazi fue un acérrimo enemigo de los partidos de izquierda, a los que persiguió política y físicamente, antes y durante su llegada al poder. Bastaría simplemente leerse algún texto que reporte el discurso de Hitler y de sus ideólogos al respecto. Los prisioneros políticos exterminados en los campos de concentración donde murieron los seis millones de judíos durante la Shoá, fueron en gran parte de izquierda. La invasión de la Unión Soviética tuvo principalmente el objetivo ideológico de combatir el comunismo – que es una fase avanzada del socialismo – como enemigo declarado del nazismo.

No es dado saber si la confusión de Bolsonaro es fruto de ignorancia o de cálculo político. Sabe que gran parte de sus electores poseen conocimientos aproximados al respecto por lo que también una patraña de este calibre puede pasar inobservadas o acentuar el temor por un adversario político que se transforma así en la suma de todos los males, nada más ni nada menos, que el nazismo. El juego de magia surte el efecto de impedir a sus seguidores caer en la cuenta de que la derecha extrema de la que Bolsonaro es parte integrante, es pariente cercana precisamente, de ese nazismo que ahora pretende endilgar al socialismo. Nada más falso, nada más triste ver un Jefe de Estado utilizar abiertamente la mentira como herramienta política.

  1. Daniel Martínez 3 abril, 2019, 11:12

    Estoy de acuerdo en casi todo el artículo, menos en el final, no me parece que el gobierno de Bolsonaro sea un pariente cercano de los Nazis, en cambio si me parece que Stalin era un pariente cercano a Hitler, a pesar de estar en las antípodas ideológicas.

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  2. Alberto Barlocci 3 abril, 2019, 12:19

    Con el mayor respeto por su opinión, pero cuando se analiza a fondo el ideario de la extrema derecha es muy difícil excluir los principios de la ideología nazi o no ver las sintonías -y es de tener muy presente que hay una diferencia sustancial entre la derecha democrática de muchos países y la extrema derecha-. Entre las sintonías aparece la funcionalidad del estado de derecho al poder político, por tanto la limitación de las garantías democráticas (el presidente Bolsonaro ya ha manifestado en varias oportunidades su disponibilidad a prescindir de ello); el énfasis por la seguridad y la limitación de las garantías legales respecto del debido proceso. Hitler decretó la eliminación física de muchas figuras política, adversa o no en línea con él, entre ellas en 1934 el jefe de las camisas pardas, a través de ejecuciones extrajudiciales y sin ningún tipo de proceso; el presidente Bolsonaro quiere ampliar las facultades de las fuerzas policiales para hacer uso de las armas incluso por el mero estado de un temor y no de una amenaza real, en circunstancias en que ya se denuncian cientos de ejecuciones extrajudiciales, una la semana pasada y la víctima fue un niño de 12 años. La preferencia por gobierno fuertes con un marcado acento militar (las camisas pardas fueron el eje central sobre el cual el nazismo construyó su poder y eran una milicia paramilitar que actuó impunemente) respecto de un sistema democrático. Bolsonaro ha incluido militares ampliamente en su gobierno, éstos han salido a la calle a celebrar su victoria electoral sin ningún tipo de acción disciplinaria, pese a lo que dice la constitución y en más de una oportunidad, siendo presidente, ha recordado que no considera un golpe el de 1964, sino una acción cívico militar para evitar una victoria electoral de la izquierda, y eso en un régimen democrático. Creo que es difícil no ver tales sintonías y cercanía de parentesco ideológico, más allá de simpatías o antipatías respecto del jefe de Estado de Brasil. Alberto Barlocci

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