Las dos organizaciones palestinas vuelven a colaborar en la gestión de los territorios, en especial la Franja de Gaza.
Que en Medio Oriente los escenarios se están modificando es un hecho: el rey de Arabia Saudita ha viajado a Rusia para conversar con el presidente Putin, aliado estratégico de Siria y de Irán. Este último país, ha tenido contactos de alto nivel con Qatar, al tiempo que las sanciones de sauditas y egipcios por la cercanía de este emirato del Golfo con Teherán, parecen aflojarse. El presidente turco Erdogan se moviliza ante la eventualidad de un estado kurdo en la región, luego de haber apoyado el Isis, y vuela a Teherán para hablar con sus rivales. En Líbano, chiitas anti Hezbolhá, milicia chiita que controla militarmente el sur del país, se reúnen buscando una alternativa a un posible estado dentro del Estado.
Es en el marco de estos cambios que, luego de haberse separado literalmente a balazos hace unos años, Hamas que controla la Franja de Gaza y Fatah que controla Cisjordania, no solo han vuelto a dialogar, sino que los dos han vuelto a colaborar en el manejo del territorio palestino.
Hamas es un acérrimo enemigo del Estado de Israel y nunca ha querido reconocerlo. Esta postura radical chocó con la política más dialoguista de Fatah, liderado por el presidente Abu Mazen. Contribuyó también el mal ejemplo de los dirigentes más corruptos de Fatah. Pero el tema es que se llegó a una ruptura violenta entre los dos grupos, cada uno quedándose con la administración de los dos sectores indicados.
La franja de Gaza limita al sur con Egipto, y las infiltraciones de los guerrilleros del brazo armado de Hamas han complicado no poco a las autoridades egipcias, cuyo presidente, Al Sissi, no desea complicar las relaciones con Israel. También por ello, Al Sissi ha patrocinado esta reconciliación que prevé el envío de funcionarios de Fatah a Gaza y por sobre todo del cuerpo de seguridad, para vigilar la frontera de la Franja al sur, al norte y al este, para evitar choques con las fuerzas israelíes. Este territorio se encuentra virtualmente sitiado dada la intransigencia tanto de Tel Aviv como de Hamas. Los dos millones de palestinos de Gaza tienen problemas de abastecimiento y de desarrollo de una calidad de vida aceptable.
El resultado es esperanzador. Si bien Israel no mira con buenos ojos la presencia de Hamas en la gestión de los palestinos, y por ende tampoco Washington, puede que el acuerdo anuncie una nueva fase para llegar a una pacificación de Tierra Santa. La madre de las causas de casi todos los conflictos en Oriente Medio.