Los organizadores hablan de 1,7 millones de personas que desfilaron pacíficamente por la ciudad. El reclamo es por más democracia.
Más de un millón 700 mil manifestantes desfilaron ayer pacíficamente por las calles de Hong Kong, según los organizadores, protestando contra la represión policial que se ha intensificado en estas semanas de manifestaciones de protesta. Las restricciones policiales trataron de evitar la masiva participación de ciudadanos, bloqueando calles. En efecto, la cantidad de participantes señalada por el Frente Civil de Derechos Humanos, contrasta con el parte de la
policía que contabilizó 128.000 manifestantes, aunque se refirió solo a los concentrados en Victoria Park, donde se había autorizado un mitin.
Solo al final de la tarde un centenar de personas se concentraron frente a una comisaría en Mong Kok y lanzaron huevos y otros objetos a los antidisturbios allí desplegados. Sin embargo, en apenas una hora la situación se resolvió sin mayores problemas.
El propio gobierno de Hong Kong indicó que la manifestación “fue pacífica en general” y aseguró que “el Ejecutivo empezará un diálogo sincero con el público cuando todo se haya calmado”. El Frente Civil de Derechos Humanos ya ha solicitado autorización para otra manifestación el próximo 31 de agosto.
Las protestas en Hong Kong comenzaron en marzo frente a la iniciativa de las autoridades locales de promulgar una ley de extradición que, según sus opositores, podría servir para que disidentes políticos y sectores críticos con el régimen comunista fueran llevados a China para ser juzgados sin garantías de respeto de los derechos humanos. Bajo la fórmula: “Un país, dos sistemas”, Pekín se comprometió a mantener la autonomía de Hong Kong y a respetar una serie de libertades de las que no gozan los ciudadanos de la China continental hasta 2047, tras recuperar la soberanía del territorio de manos británicas en 1997. Las manifestaciones movilizaron a cientos de miles de personas a partir de junio y han estado acompañadas de represión policial para aplacar los intentos de los manifestantes de afectar el curso normal de la ciudad con huelgas y ocupaciones de edificios oficiales, comisarías, estaciones de metro o el aeropuerto.
A pesar de que la polémica propuesta de ley de extradición fue declarada “muerta” por las autoridades hongkonesas a principios de julio, los manifestantes plantean más demandas al Gobierno local para mejorar los mecanismos democráticos de la ciudad y, en definitiva, oponerse al autoritarismo chino. Pekín asegura que detrás de las protestas existe una “mano negra”, y apunta con frecuencia a Estados Unidos como responsable.