Tanto a nivel básico como secundario y terciario, los dos países están muy lejos de cumplir con los estándares del grupo.
Entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), México y Chile son los que menos invierten en educación. Por cada alumno del sistema primario (o básico), el Estado mexicano destina unos 2.900 dólares, al tiempo que el Estado chileno destina unos 5.000 dólares. Según el estudio “Panorama de la Educación 2018” presentado por el organismo, que reúne a las economías más avanzadas, los dos países están notablemente por debajo de la media de del resto del grupo, que ronda los 8.500 dólares por cada alumno.
Tampoco es óptima la inversión en educación de países como Brasil, Costa Rica y Colombia, que figuran en el estudio pese a no formar parte de la OCDE.
La situación se repite, con una brecha aún mayor respecto a la media de la OCDE, cuando se analiza el nivel de educativo secundario (medio): México invierte algo menos de 3.130 dólares por alumno y Chile destina algo más de 4.900, una cifra que debe ser puesta en valor para la media del resto de economías de la región pero que palidece cuando se compara con los 9.870 dólares destinados en promedio en el grupo. Chile se acerca al umbral del 50% de gasto medio.
Aunque el gasto educativo no es el único factor explicativo del nivel formativo de la población de un país, la escasez de recursos destinados a esta área sí afecta a los resultados. Y el fracaso escolar es un efecto directo de la baja inversión: más de la mitad de hombres y mujeres mexicanos de entre 25 y 34 años no ha terminado la secundaria –la cifra más alta de los países estudiados y que la OCDE relaciona directamente con los “elevados niveles de desigualdad en el mercado laboral–, frente al poco más de 15% del promedio de la OCDE. El informe señala mejoras, pero la tasa de egresados sigue siendo 30 puntos porcentuales por debajo de la media”. Menos de la cuarta parte de los mexicanos culmina su formación con un título de educación universitaria, a pesar de que quienes lo hacen obtienen, en promedio, unos ingresos el doble de altos que un trabajador con educación por debajo del nivel de educación media superior.
En el caso de Chile, las cifras son notablemente mejores en lo que a abandono escolar temprano se refiere –el 17% de los hombres de entre 25 y 34 años y el 16% de las mujeres no completa la educación media–, pero a nivel de secundaria solo completa el ciclo el 28% de los hombres y el 31% de las mujeres, 10 y 19 puntos porcentuales respectivamente por debajo de la media de la OCDE.
Aunque muy alejados del promedio de la OCDE, se advierte el mayor esfuerzo económico de las autoridades mexicanas y chilenas en el caso de la educación superior: pese a seguir lejos de la media (de 11.050 dólares por alumno), el país norteamericano dedica algo más de 6.400 dólares y el sudamericano, casi 8.070. El esfuerzo de los dos miembros latinoamericanos de la OCDE es considerable sí se tiene en cuenta que estos países son, junto con Turquía, los más pobres del grupo. En 2015, México dedicó el 5,3% de su PIB a educación, cifra que asciende al 6,1% en el caso de Chile. Ambos países superan la media de la organización, del 5%. Si se mide en porcentaje del gasto público total, los dos representantes latinoamericanos también están por encima de la media (11,1%): México destina el 17% y Chile, el 17,5%. Pero ambos porcentajes se ven desvirtuados por la baja presión fiscal en comparación con los países con Estados del bienestar más desarrollados, sobre todos en el norte de Europa.