Entrevista a Fernando Hisas – Un nuevo satélite argentino orbita el planeta desde fines de agosto de 2020. El gerente de los proyectos satelitales de la CONAE se refiere al valor de este logro, fruto de más de 10 años de trabajo.
Desde Cabo Cañaveral (EE.UU.), el pasado 30 de agosto partió el cohete Falcon 9 de SpaceX, llevando en su interior el satélite argentino SAOCOM 1B.
Fueron más de mil profesionales, 10 años de trabajo y 80 instituciones y empresas las que hicieron posible que el satélite se encuentre orbitando nuestro planeta, a 620 km de altura.
Este lanzamiento completa la constelación SAOCOM, compuesta por su hermano el SAOCOM 1A, que orbita el planeta desde 2018.
El objetivo de estos satélites es recoger información sobre el suelo terrestre mediante antenas de radar de banda L, lo que provee al país de información valiosa, como pueden ser mapas para la prevención de incendios o inundaciones, para la producción agropecuaria, estudios geológicos, entre otros.
Por ello, hablamos con el ingeniero Fernando Hisas, gerente de los proyectos satelitales de la Comisión Nacional de Asuntos Espaciales (CONAE), para que cuente un poco más al respecto.
–¿Qué significa para vos el proyecto SAOCOM?
–El proyecto SAOCOM es el proyecto tecnológico más grande de la historia del país, no solo a nivel tecnológico y científico. Coordinar el accionar de más de 80 instituciones no fue tarea fácil para la CONAE, tuvimos que aprender muchísimo de grandes agencias, como la NASA o la ESA. Para mí es un orgullo participar de este proyecto.
Nuestro trabajo ahora es admirado por el mundo. El satélite SAOCOM es uno de las ligas mayores, con tecnología de punta en cuanto a observación terrestre se refiere. En materia espacial es un logro que nos pone en el top de lo más alto.
–¿Cuál es el próximo objetivo del CONAE?
–Desde la CONAE somos muy ambiciosos, queremos seguir apuntando alto. Uno de los proyectos es crear una segunda generación de satélites SAOCOM, con tecnología más avanzada, que permita una mayor rapidez y eficiencia en la obtención de datos.
Por otra parte, hace varios años que estamos trabajando junto a Brasil en un satélite óptico que estará dedicado al control del mar, las aguas, las costas y el recurso pesquero. La idea es generar una constelación de satélites, compuesta por uno argentino y otro brasileño.
Hablando de proyectos de mayor ambición, hace ya un tiempo que estamos tratando de comenzar un proyecto para que América Latina tenga su propio satélite meteorológico. Actualmente esta información proviene de EE.UU, lo que hace que, por ejemplo en época de huracanes, se reorienten los satélites, dejándonos sin esta información.
Un proyecto de tales dimensiones solo sería posible a través de un consorcio espacial latinoamericano, cuestión que aún está pendiente y sobre la que trabajamos para que se haga realidad.
–¿Qué se siente al ver el Falcon 9 despegar con más de 10 años de trabajo en su interior?
–El momento del lanzamiento es crucial. Son 10 minutos que ponen en juego más de 10 años de trabajo. Si bien el lanzador Falcon 9 es de lo mejor que tenemos en la tierra para este tipo de misiones, cualquier mínimo fallo desencadenaría una tragedia, por lo que los nervios afloran y el miedo te invade.
La seguridad y la confianza que se tiene sobre el trabajo de cada una de las personas implicadas en el proyecto es total y absoluta. Sabíamos que el satélite al estar en órbita iba a funcionar correctamente y así lo hizo. Todo marcha sobre ruedas, no tenemos queja alguna.
–¿Qué está haciendo en este momento el SAOCOM 1B?
–En estos momentos el satélite ya se encuentra en la órbita definitiva, alineado con su hermano el SAOCOM 1A. Luego de la etapa de calibración de su antena de radar, la constelación de satélites se encontrará cien por ciento activa, proveyendo unas 500 imágenes del suelo terrestre por día.
–¿Se puede observar desde la tierra a simple vista?
–Dadas las condiciones necesarias se lo podría observar moviéndose por el cielo nocturno en aproximadamente 15 minutos de horizonte a horizonte.
El satélite pasa por nuestro cielo a las 6 a. m y 6 p. m. En invierno, cuando en ese horario es de noche, se lo distingue a simple vista, ya que las características de la órbita, junto con su tamaño así lo permiten.
–Invertir en satélites y exploración espacial parece un gasto innecesario y lujoso en un país como Argentina. ¿Qué dirías al respecto?
–La realidad es que, justamente porque estamos en situaciones muy vulnerables, tenemos que invertir en ciencia y tecnología, eso es lo único que nos puede salvar. La inversión en ciencia no es un lujo que solo los países desarrollados pueden darse, sino que es la razón por la cual las potencias mundiales son lo que son.
Para ilustrar esto, voy a dar un ejemplo: Argentina tiene que exportar 3 toneladas de soja para poder importar un Iphone que pesa 300 g. Ambas cosas surgen de los recursos naturales, solo que el Iphone tiene un altísimo valor agregado gracias a la aplicación de la ciencia y la tecnología.
En Argentina tenemos la capacidad de desarrollar cosas con alto valor agregado, solo que la conciencia colectiva del país no sabe que invertir en ciencia y tecnología es invertir directamente en el desarrollo del país. La ciencia y la tecnología permiten vivir dignamente, porque el Iphone representa vacunas, energía, productos industriales, etcétera.
Podemos observarlo con el desarrollo del proyecto SAOCOM. Los primeros años sirvieron para adquirir conocimientos sobre la tecnología de radar, porque el satélite fue hecho totalmente dentro del país. Todo el conocimiento científico que obtuvimos creando al satélite ahora hace que 23 aeropuertos argentinos tengan radares hechos en el país. Contamos con 6 radares de la más alta calidad en la frontera norte, que detectan tráfico aéreo ilegal. También existen 11 radares meteorológicos que dan ventajas de todo tipo para la agroindustria. Todos desarrollados en el país.
La inversión en proyectos como este está repleta de ventajas. Si la sociedad es consciente de esto, el desarrollo tecnológico del país no hará más que ir en aumento, y junto con él, la calidad de vida de los argentinos. Solo comprendiendo esto podremos explotar todo nuestro potencial.
Artículo publicado en la edición Nº 627 de la revista Ciudad Nueva.