En este 45º aniversario del Golpe de Estado Cívico-Militar que dio inicio a la dictadura más sangrienta de la historia argentina, bueno es leer estas palabras del Siervo de Dios Jorge Novak, quien fuera obispo de Quilmes, que iba a pronunciar en Costa Rica cuando se vio afectado repentinamente por el síndrome de Guillain Barré.
¿Hubo llamados de emergencia?
Por de pronto la respuesta ha de ser:
hubo casos de emergencia.
Hubo numerosos casos.
De emergencia extrema:
allí donde la dignidad y la vida,
no ya sólo de un individuo,
sino de la humanidad misma
son prostituidas y deterioradas hasta la desfiguración. (…)
Se trata de realidades muy concretas y agónicas:
no se puede pasar de largo indiferentemente.
Porque Cristo estuvo en esos cuerpos torturados,
en esos corazones desgarrados,
en esos niños aterrorizados. (…)
Quisiera que, ahora que ha pasado la tormenta,
se repensara la actitud asumida o retraída:
las generaciones jóvenes no permitirán evasivas
ni explicaciones insuficientes.
Está en juego el ser humano,
y no una bandera partidaria. (…)
«Aquí tienen al hombre»
(Juan 19, 5).
¡Cuántas veces me vino a la conciencia esta escena evangélica,
mientras veía a los familiares de los desaparecidos
y trataba de imaginarme la situación de los desaparecidos mismos!
Y la parábola del buen samaritano.
Y las palabras de Cristo en la cruz,
como aquel desgarrador:
«Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?»
(Mateo 27, 46).
Al elenco de representantes de Cristo
en figura de angustia humana
(escena del Juicio final, Mateo 25, 31-46),
habrá que agregar:
«Estuve desaparecido, y ustedes…»
(¿sí?, ¿no?).
Y la lista se alarga:
«Fui desalojado y quedé sin techo;
me despidieron y pasé a figurar entre los desocupados…».
La Iglesia llega, con la humanidad,
al término de este siglo XX con cicatrices y arrugas…
como el ser humano que la mira, la espera y necesita.
¿Hemos aprendido lo suficiente?
¿Dejaremos para otros una causa tan cristiana como la dignidad de la persona humana?
¿O comprenderemos mejor que antes el abismal misterio de la encarnación?
El amor recíproco, mandato del Señor,
asume antes que nadie,
y más que nadie, los derechos humanos,
porque sin ellos simplemente no hay quien pueda llamarse persona,
destinataria y depositaria del afecto de mi amistad cristiana.
Padre Obispo Jorge Novak, conferencia La Iglesia y los Derechos Humanos
(Costa Rica, 3 de septiembre de 1985)
Además de certeras todas las citas y comentarios de su mensaje, dan testimonio de un PASTOR COMPROMETIDO CON LA VIDA.
Excelente y muy cristiana reflexión debiéramos seguir aun hoy tras la misma porque quedaron heridas abiertas en nuestra patria no solo por la dictadura vivida sino por la indiferencia a nuestros males especialmente de los que menos tienen