No hubo ataque químico en Duma hace un año

No hubo ataque químico en Duma hace un año

La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas entregó el 1 de marzo su informe sobre el supuesto ataque que motivó la represalia de EEUU y sus aliados.

Está disponible en el sitio web de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas, la agencia que colabora con la ONU para aplicar el tratado que impide la proliferación de estas armas, el informe final sobre el supuesto ataque químico realizado en la localidad de Duma (Siria) en abril del año pasado. Si la prensa occidental hubiese hecho el seguimiento del tema, al que ella misma asignó titulares y portadas para luego olvidarlo cuando se tornó incómodo, hoy estaría titulando que no hubo ataque químico en esa localidad el año pasado. Eso incomoda porque en su momento se aceptó como certera la versión difundida por los gobiernos de los Estados Unidos, Reino Unido y Francia, que aseguraron tener pruebas irrefutables de la responsabilidad del presidente sirio Bachar al Assad del bombardeo que habría provocado varias decenas de muertos. Pruebas que nunca aparecieron. Conviene recordar que esa acusación motivó un ataque conjunto de los tres países que bombardearon varios objetivos sirios, violando la soberanía de Siria y sin que hubiera ocurrido alguna acción hostil por parte del gobierno de Damasco. Hoy sabemos, además, que ese ataque ni siquiera tuvo la justificación que se pretendió dar. Una muestra más de que sobre ese conflicto la información es puntualmente manipulada.

En el extenso reporte entregado por la OPAQ el pasado 1 de marzo, la agencia se limita ‎a considerar probable el uso de un agente tóxico compuesto de clorina utilizada como arma y ‎posible su dispersión mediante dos proyectiles. Sin embargo, la clorina, utilizada al aire libre, no es un veneno mortal ‎sino sólo un agente irritante, razón por la cual no es un arma prohibida. ‎Tampoco la OPAQ pudo asegurar quién utilizó y con qué finalidad la sustancia. Ni siquiera era parte de su mandato.

En 2013, con motivo de un episodio similar, Siria se sumó a la convención internacional que prohíbe las armas químicas. Sus arsenales fueron entonces puestos bajo control internacional y destruidos (en Italia) bajo la supervisión de los gobiernos de Rusia y Estados Unidos. Sería bastante improbable que el gobierno del presidente Assad volviera a dotarse de armas químicas, pues supondría un mal trabajo realizado por Moscú y Washington.

Por otro lado, las fuentes de información el año pasado denunciaron el hecho faltan de la necesaria independencia al mantener vínculos con el gobierno británico, interesado en presentar el gobierno sirio como autor del bombardeo: tanto los Cascos Blancos, como el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos como el grupo terrorista Yeish al Islam (presente en Duma en el momento del supuesto bombardeo) tienen vínculos con los servicios de inteligencia británicos. Misteriosamente, la lujosa residencia de Londres del fundador de Yeish al Islam, es custodiada por la policía.

La OPAQ no pudo analizar los restos de las víctimas mortales denunciadas por las fuentes, pues los cadáveres fueron incinerados. Una decisión inexplicable pues esta religión prohíbe la cremación de cadáveres y no había razones de tipo sanitario para realizarla. En el sitio del ataque se pudieron encontrar dos cilindros portadores de una sustancia clorada que puede ser letal solo en un ambiente cerrado y en grandes concentraciones. Esas sustancias son de uso común para productos de limpieza y no figura en ninguna lista de sustancias prohibidas, debido a que se dispersa en el aire.

Las evidencias señalan que sobre este episodio se mintió en modo descarado, como ocurre desde que comenzó la guerra en Siria, desde 2011.

Acceda al informe (en inglés) de la OPAQ  

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