Mujeres que iluminan

Mujeres que iluminan

Una quincena de amigos de la Mariápolis nos acercamos hasta O’Higgins el fin de semana del 6 y 7 de marzo para compartir una jornada de trabajo.
La excusa: compartir un taller de orden y armonía. 

Pero el objetivo fue lograr ir en profundidad sobre la cotidianeidad de ciertos aspectos que hacen a los 67 jóvenes, varones y mujeres de entre 18 y 25 años, que están conviviendo a lo largo de 12 meses en la Mariápolis Lía, y le dan vida no solo al lugar, sino a múltiples actividades.

Son los fraternos seres que se deciden por hacer una experiencia de vida colectiva, con horarios de trabajo, estudio, responsabilidades y, por sobre todas las cosas, el ejercicio de lograr convivir entre 6 o 9 personas que no se conocen entre sí de antemano. Seres valientes, que confían en la providencia y el entendimiento del ser humano. Claro, esta luminosa experiencia, se viene llevando a cabo desde hace más de cuatro décadas. Y no solo subsiste, sino que desde lejanos puntos del planeta se postulan personas para viajar a la Mariápolis Lía en O’Higgins, al corazón de la Pampa Húmeda.

Parte del taller consistió en conocer a los integrantes de una casita y compartir con ellos parte de la tarde y comer juntos. En nuestro caso, fuimos a la Casita Luminosa el sábado 7 de marzo, para encontrarnos con sus nueve jóvenes mujeres provenientes de Bolivia, El Salvador, Italia, Brasil, Paraguay, Catamarca, San Juan, Rosario y Río Negro. Ellas eligieron hacer un camino de búsqueda interior y dedicar varios meses a una convivencia colectiva, con los desafíos que esto implica.

El día de la visita tuvo un agregado sincrodestínico, porque ese día se conmemoraba la memoria de Margarita Bavosi, Luminosa, quien culminó su paso por esta vida el 7 de marzo de 1985 y está en proceso de canonización. Una dama muy alegre, hasta para afrontar su cáncer.

Las chicas de “Lumi” también están impregnadas de alegría. La casa es chica, pero nos reciben con humor y nos comparten cómo son sus días, detalles de la cotidianeidad, características de cada una. Nos abren el corazón… y nos conocimos apenas unas horas antes. Son dos horas intensas, donde también nos llevan a recorrer la casa. Con sus ventajas y contrariedades, todo lo superan con una vuelta de rosca, y una buena dosis de humor.

Luego de hacer otras cosas, volvemos a Lumi a cenar. Llego tarde porque debo distinguir la casa, pero es de noche y todas son parecidas. La mesa está puesta. El plato, fideos con salsa. Tengo hambre, repito el plato. Delicioso. Estoy cansado y pienso que en breve nos iremos. No, las luminosas damas nos comparten otro fragmento de sus vidas y por qué eligieron venir a la Mariápolis. Son nueve historias que nos conmueven, porque las narran en primera persona, con simplicidad, sin autorreferencialismos.

Con los teléfonos que se depositaron en una mesita, lejana a la del comedor, para poder conversar y mirarnos a los ojos. Son nueve almas fenomenales, nueve familias que las acompañan desde sus casas, nueve miradas que saben reír y escuchar. Nueve jóvenes, con vocación de presente y futuro.

Salgo de allí, cansado y feliz. Tengo la certeza de estar rejuvenecido. Ni el presente, ni el futuro está perdido: es luminoso, como estas pequeñas grandes damas. ¡Chapeau!

  1. Un movimiento de fraternidad sin prejuicio y trabajo arduo, gracias por compartir…!!!

    Reply
  2. cecilia di lascio 17 marzo, 2020, 12:48

    gracias por la hermosa experiencia.Este tiempo de reclusion nos podría dar sugerencias para trabajar en servicios hacia la Mariapolis

    Reply

Deja un comentario

No publicaremos tu direcci贸n de correo.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.