La magnitud alcanzó los 7,1 grados Richter. Las víctimas mortales son unas 220. Hay decenas de personas atrapadas en los escombros.
El conteo de las víctimas mortales del sismo que ayer azotó las regiones centrales de México será necesariamente provisorio en estos días, pues hay decenas de personas todavía desaparecidas. Por ahora, se han contabilizado unos 220 muertos, pero tan sólo en una de las dos escuelas que han colapsado en la capital, una veintena de niños todavía faltan a la lista de sobrevivientes.
El temblor, de magnitud 7,1, se verificó a las 13,14 horas, prácticamente poco después de que terminara el simulacro de emergencia que se realiza anualmente, precisamente en coincidencia con el aniversario del sismo que en 1985 provocó la muerte de 10 mil mexicanos. Las alarmas sísmicas que permiten movilizar a la ciudadanía en estas circunstancias unos minutos antes de que llegue el temblor, y que funcionaron hace 10 días, cuando otro sismo provocó casi un centenar de muertos, esta vez no pudieron alertar a la población. Las características y la distancia del epicentro, a unos 100 km de la capital en el estado de Morelos, no permitieron advertir con anterioridad las ondas sísmicas.
Se señalan víctimas mortales en el Distrito Federal capitalino, donde han colapsado 40 edificios, en el estado de Morelos, en Puebla, en Guerrerro, Oaxaca.
Hay sectores de Ciudad de México que siguen sin suministro eléctrico, mientras miles de bomberos, policías y simples ciudadanos cooperan en la búsqueda de supervivientes.
Varios países han ofrecido ayuda al presidente Enrique Peña Nieto, quien desde ayer está supervisando los operativos de socorro.