En 1976, con motivo del bicentenario de la publicación de La riqueza de las naciones, los economistas Julio Olivera y Paul Samuelson plantearon por separado las condiciones bajo las que “el mercado no falla”. Los interrogantes que surgen son si debe intervenir el Estado cada vez que el mercado falla, o si la decisión debe basarse en la comparación entre las fallas del mercado y las fallas del Estado.
Michael Bator (1925 – 2018), profesor emérito de Economía Política en la Escuela Kennedy de Harvard publicó su trabajo The anatomy of market failures en 1958. Allí postuló que cuando existen monopolios, bienes públicos, economías y deseconomías externas, el mercado “falla” en el sentido de que, dado que las personas adoptan sus decisiones sobre la base de los beneficios y costos que enfrentan, desde el punto de vista de los recursos utilizados en la producción de los bienes, terminan consumiendo demasiado o muy poco.
Una fábrica que produce demasiados ruidos o malos olores le complica la vida a sus vecinos, pero su nivel de producción y ventas no tiene en cuenta este inconveniente, ni se hace cargo de las molestias que ocasiona. Allí se fundamenta que es el mercado el que falla, entonces el Estado debe intervenir, regulando, la emisión de ruidos y gases de las fábricas; abriendo o desregulando la economía, para reducir cualquier atisbo de explotación monopólica, adoptando medidas que ataquen de manera directa, o al menos traten de neutralizar, las causas por las cuales la vigencia de la mano invisible genera resultados indeseables.
El inconveniente es que no solo los mercados fallan, porque los estados también pueden ser fuentes de distorsión, como cuando no se ajustan las tarifas de electricidad en función de la inflación. Porque así se generan subsidios que aumentarán con el paso del tiempo, y el paso siguiente serán los cortes de energía eléctrica.
Frente a cada caso concreto, la cuestión a resolver es: ¿qué falla más, el mercado o el Estado? No hay verdades, ni recetas universales, y menos eternas. Es conveniente prestar mucha atención a las circunstancias, y más aún a las instituciones.
Fuente: https://edicionimpresa.lanacion.com.ar/article/282136409272516
¿Quien firma este comentario, el diario La Nación?