Para todos los países, la base para impulsar la prosperidad, la inclusión y la cohesión, es contar con una oferta suficiente de empleos. Cuando el trabajo escasea, hay menos crecimiento, menos seguridad y menos desarrollo humano y económico. En Argentina, la necesidad a la hora de materia laboral y del mercado de empleos, es una carencia.
El país cuenta con más de 28 millones de personas en edad laboral (de 15 a 64 años), pero tan solo un 43% está en un empleo registrado. Las otras personas están desempleadas (10%), trabajan en la informalidad, o simplemente son consideradas inactivas.
Solo la quinta parte de las personas en edad de trabajar está en el empleo asalariado privado formal. Este porcentaje viene reduciéndose desde hace una década, mostrando una caída de 3 puntos, mientras que en otros países de la región la proporción se mantuvo.
Pruebas al canto: en 2012 el total de empleos privados formales superaba los 6 millones. Pasados nueve años, la situación es que lejos de crecer, disminuyó. Hoy son 5.800.000 puestos, pese al crecimiento permanente de la población en edad de trabajar, que supera en 2 millones de personas, al mercado de 2012.
El crecimiento económico es un requisito para aumentar el empleo productivo, pero los desafíos son varios. Los países que lograron niveles elevados de creación de empleo y de reducción de la pobreza abordaron los factores estructurales causantes de la pobreza con mecanismos inclusivos de acceso a la financiación y con políticas macroeconómicas que favorecen la inversión y el consumo. Esa misma inversión que en nuestro país está en franco descenso desde hace una década.
Para que el crecimiento sostenido sea capaz de generar más puestos es necesario superar diferentes trabas. El World Economic Forum muestra que en nuestro país hay enormes dificultades en materia laboral. Como si esto fuera poco, los litigios laborales crecieron año tras año. Tampoco ayuda la relación entre empresas y sindicatos, envueltas en permanente fricciones. Mientras tanto, el universo del mundo del trabajo se sigue complejizando y a medida que los procesos se tecnifican se requiere menos mano de obra intensiva, con lo que se ofrecen nuevos empleos, pero de mayor calificación.
Necesitamos agilizar la capacidad de generar empleo de calidad, teniendo a la capacitación, la adaptación, la competitividad y la productividad como ejes centrales. Claro, siempre y cuando queramos aprobar esta delicada materia…
