Mejorar el gasto público permitiría terminar con la pobreza extrema

Mejorar el gasto público permitiría terminar con la pobreza extrema

Los gobiernos de América latina y el Caribe despilfarran 220.000 millones de dólares. La necesidad de mejorar el uso de los recursos de todos.

Gastar mejor los fondos públicos permitiría acabar con la pobreza en América latina, dotarse de la necesaria infraestructura, en definitiva, mejorar la calidad de vida de decenas de millones de personas en la región. Las ineficiencias y el despilfarro de recursos públicos de los Gobiernos de América latina y el Caribe, implica desperdiciar nada menos que 220.000 millones de dólares.

El dato proviene del Bando Interamericano de Desarrollo (BID) y es parte de un largo y detallado estudio que analiza el presupuesto de los países latinoamericanos y su potencialidad de mejora.

Para el economista jefe del BID, Alejandro Izquierdo, esos millones de dólares podrían “acabar con la pobreza extrema en la región”. Pero usarlos bien implicaría, además, hacer más con menos recursos. Por su parte, el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, señala que la ciudadanía reclama un uso cada vez mejor de los recursos públicos, por tanto, de un uso más eficiente del dinero de todos particularmente en momentos, como éstos, en que las previsiones marcan un descenso de las materias primas que produce la región y tasas de interés más alta para el dinero que se pida prestado.

Para el BID la ineficiencia se concentra en tres áreas clave: las compras públicas, en la que, por aplicar malos criterios, por corrupción o por problemas en las licitaciones, se pierde un 1,5% del PBI de toda la región; las transferencias monetarias a los ciudadanos, donde no siempre los ciudadanos que las reciben no son los que las necesitan (y se pierde otro 1,7% del PBI), y los sueldos de los empleados públicos, debido a que el sector público abarca el 29% del empleo.

Por otro lado, el gasto público ha incrementado en su composición, el gasto corriente (sueldos e insumos) en detrimento de la inversión productiva. “A menudo, el gasto corriente crece por encima de la tendencia en las buenas, pero luego la inversión pública es la destinataria de los recortes por el ajuste en las malas”, subrayan los técnicos del BIB. “El capital público es un factor determinante de la inversión privada, que a su vez es el principal motor del crecimiento económico. A esto se suma el hecho de que el efecto multiplicador de la inversión pública sobre el producto es mucho mayor que el del gasto corriente, razón por la cual una política de recorte de gastos que solo se centra en la inversión pública es errónea”, se señala en el documento.

Esta poca propensión a un gasto eficiente y en la inversión genera una desconfianza que termina perjudicando a la economía y la misma calidad del gasto.

El BID señala como posibles mejoras del gasto, asignar mayores recursos a la realización de infraestructuras (cuyo nivel ha disminuido desde los años 80). “Es el tipo de gasto que dinamiza el crecimiento, porque complementa la inversión privada. Si no das buen servicio público en transporte, puertos, el privado no participa de la misma manera”, explica Izquierdo. Un segundo sector que debería mejorar la calidad de su gasto, es el de la educación. Se suele potenciar la educación universitaria cuando los sectores más pobres necesitan de mejor calidad en el nivel básico y medio (secundario). Otra área es la confianza hacia las instituciones públicas. Es la razón por la cual se suele preferir las transferencias directas de los recursos públicos, en lugar de ofrecer mejores servicios, debido a que la ciudadanía no confía en el Estado.

  1. Que e lean el gobierno de Macri para girar180 grados la politíca económica injusta ladrona inmoral hambreadora asesina

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  2. Sin ninguna duda buscar la eficiencia de los recursos es una excelente idea. Tanto en lo público como en lo privado esta búsqueda debe ser motivada por la preocupación por las personas, más que por la codicia.

    El artículo se centra en el Estado, en el “gasto público” y lo hace con estruendosas palabras: “despilfarro”, “acabar con la pobreza extrema en la región”.

    Pero yo no veo, por ejemplo, ningún esfuerzo por parte de privados como las tabacaleras o la industria del “big food” por “mejorar la calidad de vida de decenas de millones de personas en la región”.

    No se mencionan los innumerables despilfarros que causa un sistema económico (que mata, como dice Francisco) que transforma las vidas en carreras de consumos provocados con muy elaboradas y sutiles técnicas de marketing. Volvamos a ver el tabaco y el big food! Cuanto cuestan los cánceres de pulmón, las EPOC, las diabetes tipo II, la obesidad…. y cuanto dolor causan.

    Tampoco dedica una palabra a las evasiones y elusiones que privan a los habitantes de los impuestos que sin ninguna duda podrían “mejorar la calidad de vida de decenas de millones de personas en la región”. Pero el “tax shopping” producto de la capacidad de lobby de las grandes empresas no es corrupción… solo es un “recurso técnico” para lograr inmensas ganancias a costa de quienes menos tienen.

    Y ni hablemos de mencionar el documento sobre “Cuestiones económicas y financieras”.

    Yo esperaría de una revista de la Iglesia un análisis mucho más cercano a la doctrina de Cristo que este refrito de ideas neoliberales.

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