En los Estados Unidos toma fuerza el movimiento juvenil que está señalando algo evidente: un rifle de guerra no es un arma de defensa.
La reciente matanza de Parkland, en los Estados Unidos, está poniendo al desnudo las incoherencias de una sociedad en la que un joven de 19 años no puede comprar una cerveza, sin embargo, puede adquirir un arma de guerra. Y los que están poniendo en evidencia tales absurdos son precisamente los jóvenes, comenzando por varios adolescentes que han sobrevivido la semana pasada a los seis minutos letales durante los cuales un joven desquiciado, Nikolas Cruz, ha masacrado a 17 personas y herido a otras 15. Son ellos los promotores principales de un movimiento de opinión que quiere impedir que se siga accediendo con gran facilidad a armas poderosas gracias al amparo de las normas que defienden el derecho a la defensa personal. En lo que va del año los tiroteos masivos ya han provocado 1.800 muertos, el año pasado fueron más de 15.000.
El objetivo no es quitarle las armas a la gente, sino que haya más seguridad y que se impida que se tenga acceso a armas de guerra. Lo explica Emma González, 18 años y sobreviviente al tiroteo de la semana pasada. Como ella, muchos jóvenes se están movilizando para conseguir su objetivo. El silencio del presidente Donald Trump sobre el tema ha sido la gota que ha hecho rebasar el vaso. Este domingo, durante el entierro de Jaime Guttenberg, asesinado a los 14 años por Cruz con un balazo del AR-15, el arma de guerra utilizada en Parkland, su padre gritó ante los asistentes: “¡A mí no va a venir nadie a decirme que no existe la violencia por las armas!”.
En las redes sociales se están multiplicando los mensajes con los hashtag: #NeverAgain [Nunca más] o #MeNext [¿Yo soy el próximo?]. Incluso en el Congreso algo se mueve en el plano político. El presidente Trump estaría abriendo las puertas a mayores controles. No será fácil, el poderoso lobby de la Asociación Nacional del Rifle es muy activo y generoso con las campañas de los legisladores que encarnan sus puntos de vista. El propio presidente ha contado con 30 millones de dólares en apoyos a su postulación, otros senadores republicanos como McCain o el hispano Marcos Rubio, han recibido 7 y 3 millones de dólares, respectivamente, para su carrera. El discurso de este lobby, y de los que lo apoyan, se fundamenta en la segunda enmienda de la constitución que hace dos siglos reconoció el derecho de los ciudadanos a defenderse. Que ya no se esté en el contexto de una guerra de independencia queda en evidencia, máxime en un país que no conoce conflictos armados en su territorio desde 1865. El discurso patriótico pierde pureza a medida que se analiza el jugoso negocio de la producción y la venta de armas en los Estados Unidos, cuyos industriales son los verdaderos defensores de este estado de cosas.
Emma González está convencida de que en el futuro los libros de historia hablarán de su cruzada para hacer menos violenta la sociedad de su país. La esperanza de que prevalezca un elemental sentido común, ya no se ubica en el Congreso de los Estados Unidos, sino entre los jóvenes y adolescentes.