Lectoescritores

Lectoescritores

En su columna del diario La Nación del miércoles 17 de febrero, Manuscrito, el buen Ariel Torres reconoce: “Varios de estos Manuscritos han sido compuestos a pedido de los lectores. Cada tanto alguien me propone un tema atractivo, entonces lo anoto, y casi siempre, dejo pasar un poco de tiempo. Las ideas, se comportan un poco como las semillas”. 

Ariel hace explícita la colaboración que pueden tener en alguna medida los cuidadosos lectores. Aquellos que optan por establecer un canal de ida y vuelta con el autor. Sea para expresar apoyo, disconformidad, sugerencias, o correcciones: lo que fuere. La belleza radica en la relación que se establece, los interlocutores no se ven: se leen.

Puede que en el siglo XXI esto suene obsoleto, sin embargo este vínculo es virtuoso: las personas no se conocen, pero se siguen y se leen. Algo muy simple de hacer en el formato papel, que exige una gimnasia algo más fuerte en la versión digital. En el bendito impreso, el lector puede anotar, resaltar, tachar, o colocar signos, algo que luego lo remita a la percepción experimentada luego de la lectura.

El columnista se extiende y va en una dirección muy precisa: evitar la voladura de ideas. Por eso afirma que la consabda frase “después lo anoto” es un ardid. El lema arieliano es que toda ocurrencia debe anotarse de inmediato, sin excepción. De lo contrario, solo quedará la certeza de haber tenido una ocurrencia interesante, pero de la idea en sí, ni rastro. Para evitar esta pérdida, el periodista acude a su telefonillo, e ipso pucho plasma una nota de voz.

En una de ellas quedó registrado un tema que le propusieron y le encendió una llama que persistió. El lector propuso tratar la austeridad en relación con el cambio climático.

Un concepto más que adecuado, porque solemos vivir sin tener una clara medida acerca del consumo necesario. Vivir sin escasez, pero con medida, con registro de lo que hacemos, y de aquello que es importante. 

Pensemos en el uso de nuestro tiempo, de lo que nos es indispensable para seguir siendo nosotros mismos: ¿cuánto necesitamos y cuánto nos sobra?
Claves sugeridas: tender a la moderación y escaparle al despilfarro. Algo oportuno para arrancar a vivir con intensidad estos cuarenta días que son el centro para la cristiandad.

Fuente:

https://www.lanacion.com.ar/opinion/la-dorada-mediania-y-la-crisis-climatica-nid17022021/

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