Lanzamiento mundial, a través de las redes sociales, del último trabajo del Gen Rosso.
Por Félix Mercado
En 2016 el conjunto internacional Gen Rosso publicó su disco «Voce del mio canto», un conjunto de trece canciones escritas y musicalizadas para una «misa en tiempo de la misericordia», que es el subtítulo del disco. El mismo título de cada canción revela que se trata de cantos litúrgicos. Ahora, seis años después, se publica la versión en español de aquel disco. La fecha de lanzamiento, a través de las redes sociales porque los tiempos así lo imponen, será el sábado 12 de febrero. No es mera oportunidad comercial esta fecha, sino que la han elegido «porque el papa Francisco hizo una visita a la virgen de Guadalupe el 13 de febrero del 2016, poco antes del lanzamiento del disco en italiano» nos comenta José Juan Quesada, actual director de grupo.
Para encontrar la relación que puede haber entre estas canciones y aquella visita del Papa a la patrona de México, puede ser útil darle una ojeada a las palabras que aquel 13 de febrero dirigió Francisco al episcopado mexicano reunido en la Catedral Metropolitana de Ciudad de México. En ellas encontramos de manera reiterada un fuerte reclamo a la misericordia, y ese es justamente el concepto en torno al cual giran estas cantos: tiempo de la misericordia. No hay espacio aquí para reproducir aquel discurso, que además se puede encontrar en internet, pero sí algún párrafo elocuente. «Ante todo –se puede leer–, la Virgen Morenita nos enseña que la única fuerza capaz de conquistar el corazón de los hombres es la ternura de Dios. Lo que encanta y atrae, lo que doblega y vence, lo que abre y desencadena no es la fuerza de los instrumentos o la dureza de la ley, sino la debilidad omnipotente del amor divino, que es la fuerza irresistible de su dulzura y la promesa irreversible de su misericordia». Y ya hacia el final del discurso, tras unas serias recomendaciones a los obispos, Francisco añade: «Es necesario para nosotros, pastores, superar la tentación de la distancia y del clericalismo, de la frialdad y de la indiferencia, del comportamiento triunfal y de la autorreferencialidad. Guadalupe nos enseña que Dios es familiar y cercano, que la proximidad y la condescendencia, ese agacharse y acercarse, pueden más que la fuerza, que cualquier tipo de fuerza». Es fácil intuir que el hilo que urde el tono de aquel discurso de Francisco es el mismo que encontramos, por ejemplo, en la canción Niña de Nazaret de este disco, originalmente grabada en castellano: «Imagino tu dulzura, tu belleza, tu ternura susurrando suavemente un sí»
Lito Amuchástegui fue quien compuso la mayor parte de las canciones, si bien contó con la colaboración de Beni Enderle en los arreglos musicales, Valerio Ciprì en los textos y de Sandro Crippa y Emanuele Chirco para la instrumentación y la mezcal final. A esta nueva versión en español se han sumado las voces femeninas de Cande Loyola y Clari y Sofía Rotti, que han grabado su parte en Argentina.
Durante los veinte años que estuvo en el Gen Rosso, Lito se ocupó sobre todo de aspectos técnicos, pero antes de volverse a la Córdoba argentina, su tierra natal, quiso dejar esta misa cantada como legado suyo al grupo. En unas declaraciones de aquel entonces, que no se llegaron a publicar, confesaba que «escribir una misa no es broma, se necesita conciencia: estás hablando de quién es Dios para ti. Con cada pieza tuve que colocarme ante a él y, como en una conversación, preguntarle: ¿eres realmente la voz de mis canciones?, ¿eres tú mi único bien? Cuando hay cruces, ¿eres mi Cirineo?».
Sobre el proceso creativo es interesante esta apreciación de Lito: «En el tema El Cielo con nosotros hay un pasaje que me gusta mucho. Partí de una meditación de Chiara Lubich en la que dice que el Cielo se ha volcado sobre la tierra, el Cielo infinito bajó. Por eso digo: “Tú naciste en Belén y trajiste el perfume del cielo, has muerto en la cruz pero nunca nos abandonaste… Tú has abrigado nuestro corazón». Se trata, pues, de preguntarme sobre Dios, no a nivel teológico o histórico, sino de quién es Dios para mí. Fue una búsqueda espiritual». Siendo argentino, Lito Amuchástegui no podía dejar de reflejar su origen en sus temas y melodías. «Una de las canciones –dice– habla del pan que nos da la Madre Tierra. La Madre Tierra es muy sentida por nuestros pueblos sudamericanos, proviene de las tradiciones indígenas. Además, estuve viviendo en Uruguay, donde conocí el candombe, que tiene rasgos afroamericanos, y quise dejar la huella de la experiencia que tuve con los músicos uruguayos en el Santo: un pueblo que canta y alaba a Dios, un pueblo “de la calle”, con tambores, como el rey David cantando y bailando ante el Arca de la Alianza. O también Niña de Nazaret, un texto que había escrito hacía muchos años y que reflejaba mi visión de María y que nunca había podido ponerle música. Trabajando en ello con Beni Enderle, salió en dos horas. Para otros temas, en cambio, fue más trabajo: del Kirie Eleison, por ejemplo, hice siete versiones. Quería comunicar la experiencia de que Dios nos ama; la misericordia surge también de su ser Amor. El resto puede ser relativo, pero para mí esto es un punto fijo». «No son canciones para cantar, sino canciones para vivir –lo dice convencido–. Deseo que las personas que quieran interpretarlas en un grupo, una parroquia o un coro, puedan tener una experiencia con Dios. Que “entren” con el alma en cada canción para que surja la interpretación correcta».
Artículo publicado en la revista Ciudad Nueva de España (www.ciudadnueva.com)
Lindas canciones, gracias Gen Rosso. Por favor me gustaría tener la cifra de estas canciones y además que se pudiera enviarme de las canciones mas antiguas de Gen Rosso. Porque el cancionero lo tengo pero en portugués.
Muchas gracias.