La trayectoria de una diva latinoamericana del ballet

La trayectoria de una diva latinoamericana del ballet

Falleció Alicia Alonso, una de las grandes de este arte. En diciembre hubiera cumplido 99 años.

Alicia Alonso, «Hunguita» como le decían en la intimidad, comenzó su carrera en el ballet clásico a los nueve años, en 1929 cuando apareció en el «Vals de las flores» del «Cascanueces», de Tchaikowski. Se casó en 1937 en New York con Fernando Alonso. Tuvieron una única hija, Laura, también ella prestigiosa bailarina y maestra de danza. Siguió estudiando en los Estados Unidos y sucesivamente en París.

Uno de sus grandes papeles fue en Giselle, en 1943, al tiempo que en varias temporadas estuvo en la compañía del Ballet Theatre.

Una enfermedad a los ojos determinaría varias intervenciones y la opinión de los médicos de que debía abandonar el ballet. Ya tenía 52 años. Pero siguió depurando su técnica y bailando hasta que perdió la vista. Bailó con otras estrellas masculinas del ballet, principalmente Igor Youskevitch, hasta 1960. Fundó en su patria el Ballet Alicia Alonso que, a partir de 1959, se transformó en Ballet Nacional de Cuba. Mantuvo con la revolución castrista un vínculo idílico.

Alicia Alonso fue una leyenda en vida, entregada al arte y luchando heroicamente con el deterioro físico, siguiendo en tarea de maestra de ballet y componiendo coreografías con las manos cuando ya no podía ver más. Fue capaz de un estilo personal en papeles del gran repertorio clásico y académico.

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